Ahora que un nuevo año comienza es cuando las personas se ponen a reflexionar y quizá tratan de mejorar aspectos de sus vidas. Esta contemplación se hace más que nada de forma individual pero no realmente colectiva, y eso es algo que los hispanos necesitamos hacer. Necesitamos unirnos, ser más solidarios los unos con los otros y respetuosos de nuestras identidades personales pero orgullosos y nobles de nuestras raíces latinas.
Muchos grupos de personas, ya sea por sus orígenes religiosos, geográficos o ancestrales son conocidos por ser solidarios entre ellos. Algunos se distinguen por ser muy unidos y sobre todo porque saben respetarse y ayudarse todo el tiempo, mayormente en épocas difíciles. La comunidad judía y la comunidad china son muy destacadas en este aspecto. Los latinos, no tanto. Por alguna razón, muchas personas latinas se ven como rivales entre ellos y menosprecian de alguna forma a personas que no son de su mismo país. Esto no ocurre entre todos por su puesto, pero si hay una prevalencia bastante alta con personas de distintos países, sobre todo países que son vecinos. Algunos latinoamericanos son bastante solidarios con sus compatriotas pero cierran sus puertas a otras personas latinoamericanas ya sea porque hay resentimientos históricos, relaciones sociopolíticas tensas, o porque los ven como una amenaza en su camino.
Hace poco fui a un evento de la comunidad centroamericana y fue allí que pude observar el trabajo importante que algunas personas de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica están haciendo para unificarse y enmendar años de nacionalismo extremo y violencia que los ha separado y perjudicado tanto. Muchas de estas personas han descubierto ahora, lejos de su tierra, que es hora de unirse, apoyarse y sentirse orgullosos de venir de una misma región, de compartir un mismo idioma, de entender un mismo humor, de gozar de las mismas cosas, y de tener los mismos anhelos y metas.
La popular frase “la unión hace la fuerza†existe por alguna razón y es cierta. A las personas latinoamericanas que viven fuera de sus países les queda claro, tarde o temprano, que los problemas limítrofes, las discordias sociopolíticas y los regionalismos históricos no son más que juegos políticos de muchos gobernantes para enardecer a las multitudes de sus países ya sea para ganar votos o para distraerlos de los verdaderos problemas y que realmente no conducen a nada productivo. Ya fuera de la tierra de uno, viendo las cosas con distancia, uno se puede dar cuenta que no tiene mucho sentido toda esa rivalidad y que no nos conduce a nada productivo.
En los Estados Unidos somos una minoría y no importa de donde vengamos, los latinos siempre vamos a ser latinos y está en nuestras manos unirnos y ayudarnos para ser una minoría respetada, sólida y fuerte. Para que cuando el resto diga “Ah es latino†o “Es latina†nadie tenga que sentirse avergonzado o menos por llevar esa herencia en su sangre. Existen muchos estereotipos y calificativos negativos para las personas de origen hispano, algunos tienen fundamentos reales, otros no, pero es nuestra responsabilidad cambiar los ideas negativas con ejemplos reales positivos. Es nuestra responsabilidad ser personas respetuosas, solidarias y trabajadoras. Es nuestro deber educarnos y comenzar a ser respetuosos y tolerantes de otras personas, sobre todo con nuestros hermanos latinoamericanos. Es una pena ver segundas o terceras generaciones con ancestros latinos que tratan de ocultar sus orígenes, simplemente porque que no quieren ser asociados con las cosas negativas que ha conllevado ser un “latino†o “hispano†fuera de su patria o porque ven la rivalidad y separatismo.
El famoso beisbolista Ted Williams, quien jugó para los Red Sox tenía madre mexicana pero el “mejor bateador de todos los tiemposâ€, como muchos lo consideran, se sentía avergonzado de admitir que tenía ascendencia latina. Como él bastantes personas se sienten avergonzados de asociarse con su identidad latina por un infinidad de razones. Sea como sea, mientras más unidos y orgullosos seamos de ser latinos, y nos ayudemos los unos a los otros a mejorar como seres humanos y profesionales serán menos las personas y generaciones que trataran de ocultar esta identidad tan rica y vibrante que tenemos.