Sin duda alguna el Papa Francisco se ha convertido en un ejemplo de humildad y en catalizador de cambios y diálogo dentro de la Iglesia Católica e incluso fuera de esta; hasta el punto que ha alarmado a algunos pero también cautivado a otros. El pontífice no solo ha roto con protocolos y tradiciones sino que también ha sido elocuente al hablar sobre temas tabúes como los de la homosexualidad y el aborto, pero al mismo tiempo ha invitado a tratar otros importantes. En discusiones fundamentales el Sumo Pontífice ha demostrado que sus palabras siguen siendo fieles a la doctrina de la Iglesia pero repletas de misericordia. Lo que sí ha sido distinto en su papado es la renuncia a lujos y comodidades, y la búsqueda de transparencia en las finanzas del Vaticano y en los gastos del clero. El Papa Francisco tiene como misión luchar contra el despilfarro dentro de su Iglesia. ¿Pero serán acaso los cambios que busca implementar permanentes o simplemente duraderos hasta que su pontificado acabe?
El Papa Francisco ha dado inmensos pasos en dirección a cambios pragmáticos y de humildad dentro de la Iglesia que muchos ven de forma positiva, y ha comenzado a establecer nuevas regulaciones y ha demostrado que no tolerará extravagancias por lo que recientemente suspendió al obispo alemán Franz-Peter Tebartz-van Elst quien derrochó alrededor de $43 millones renovando su residencia oficial en Limburgo. Para muchos es preocupante una iglesia que habla de amor al prójimo y de ayudar a los pobres cuando miembros del clero viven en lujo y despilfarrando dinero que debería ser usado para ayudar, educar y combatir la pobreza, y las acciones del pontífice latinoamericano demuestran que busca este cambio.
La Iglesia Católica tiene una larga historia de excentricidades, tal vez desconocida por muchos fieles, y las viejas costumbres tardan en morir sobre todo si conceden a unos pocos gran poder y lujos. Cuando se trata de deshacerse de palacios y tierras y de beneficios como choferes muchos en la elite del clero se resistirán a cambios. Aunque Francisco siempre ha optado por ser autosuficiente y humilde, y ha sido un modelo ejemplar en este aspecto, incluso antes de ser Papa, ningún cardenal u obispo hasta la fecha ha seguido su ejemplo y abandonado sus cómodas mansiones o renunciado a limosinas o cosas de lujo. Francisco no puede forzar al clero a renunciar a estas cosas pero sí ha desafiado y condenado la utilización de bienes de la Iglesia con fines de lucro y ha agilitando el cumplimiento de normas europeas de transparencia para el banco del Vaticano. El único Papa que se atrevió a hacer algo parecido fue Juan Pablo I, quién murió en Septiembre 1978 a los 33 días de asumir su papado.
El acercamiento real de Francisco a la gente ha sido claro además de su mensaje de ayuda a los más necesitados y de rechazo a la marginación contra cualquiera, pero más allá de sus palabras su oposición a utilizar el papamóvil blindado, su actos de reemplazar cosas lujosas por objetos sencillos y sus conversaciones telefónicas y por correo electrónico sin intermediarios son un vivo ejemplo que el Pontífice practica lo que predica. Entre las personas con las que se ha comunicado directamente están una mujer violada por un policía y una mujer soltera embarazada y abandonada por su novio. El Papa Francisco se ofreció a bautizar personalmente al niño a pesar de que cientos de sacerdotes niegan este sacramento a madres solteras. El Papa dijo: “Quien se acerca a la Iglesia debe encontrar puertas abiertas y no fiscales de la feâ€. Así mismo en una rueda de prensa dijo: «Si una persona es gay, busca al Señor y tiene buena voluntad ¿quién soy yo para juzgarla?» Su espontaneidad y practicismo lo ponen en riesgo de calumnias y ataques, y ya en un par de ocasiones algunos medios han publicado fabricaciones de que el Papa ha hablado con tal o cuál persona. Sin embargo, el pontífice prefiere estar expuesto a riesgos pero cerca del pueblo, y así mismo prefiere vivir sencillamente y sin atenciones especiales y esto lo diferencia de papados envueltos en lujos y aislados en la comodidad y seguridad de protocolos y ritos elaborados.
Entre los gestos de humildad del Sumo Pontífice hay muchísimos como vestir sin decoraciones ostentosas, manejar su propio carro, residir en la casa de huéspedes en vez de la lujosa residencia papal, substituir el suntuoso mueble de oro en la sala del Vaticano por un sillón sencillo de madera tapizado de blanco, etc. Numerosos ejemplos y anécdotas demuestra su desapego por bienes materiales y frívolas comodidades, y su sincera preocupación por los pobres y marginados al defenderlos y estar en directo contacto con ellos. Con sus actos ha enseñado y servido de ejemplo y podemos apostar que el pontificado de Francisco seguirá siendo así. Pero la pregunta más importante es sí estos cambios tan necesitados en la Iglesia Católica están aquí para quedarse permanentemente, o acaso solo duraran mientras Francisco siga en el Vaticano. Sería lamentable que estas enseñanzas de humildad que el Papa da y que recuerda que lo Jesús hizo, se vean perdidas en el futuro. Si los mismos miembros del clero no siguen su ejemplo, es difícil creer que este desapego a los lujos en la Iglesia Católica será permanente, pero al menos nosotros deberíamos aprender de su enseñanza y ejemplo.