Miles de personas acudieron a las calles del centro de Río de Janeiro por donde el papa Francisco pasó en un papamóvil abierto en los laterales y en la parte de atrás, aunque con protección en la parte superior, desde el que saludó al público e impartió bendiciones a diestra y siniestra.
El recorrido en papamóvil por el centro no estaba previsto en la agenda oficial del Pontífice pero el Vaticano anunció el viernes que el deseo de Francisco era saludar a la población desde su primer día en Río de Janeiro.
«La juventud es la ventana por la que el futuro entra en el mundo», dijo el Papa Francisco en su primer discurso en Brasil, durante la ceremonia de bienvenida en el Palacio de Guanabara, sede del gobierno de Río de Janeiro y agregó que «los brazos del Papa se alargar para abrazar a la nación brasileña entera» y afirmó que «nadie se debe sentir excluido del afecto del Papa».
El Papa recibió un clauroso aplauso cuando afirmó que «no tengo oro ni plata, pero traigo lo más precioso que se me ha dado, Jesús Cristo».
El Santo Padre dijo sentirse feliz de que su primer viaje «de mi pontificado me permita volver a la amada América Latina y a Brasil, una nación con sólidos lazos con la sede apostólica y los profundos sentimientos de fe y amistad que siempre lo unieron al sucesor de Pedro».