El Papa Francisco compartió hoy las penas y ofreció su consuelo a un grupo de inmigrantes indocumentados africanos, en su visita pastoral a la isla de Lampedusa, la última frontera sur de Italia.
El líder católico fue recibido por el arzobispo de Agrigento y la alcaldesa de Lampedusa, Giusi Nicolini. Ninguna otra autoridad, ni civil ni religiosa, estuvo en el lugar.
«Te queremos mucho», «Bienvenido peregrino del mar», «La Virgen te bendiga», eran algunas frases en las barcas a las cuales el pontífice agradeció con un movimiento de su mano.
A mitad del camino lanzó al mar una corona de flores en recuerdo de los inmigrantes muertos en su intento por llegar, como balseros, a Italia. En el mismo barco observó, en un pequeño televisor, un video de los salvamentos de la Guardia Costera.
A su llegada al puerto el líder católico saludó, uno por uno, a un grupo de inmigrantes africanos algunos de los cuales, en árabe, sus experiencias y sus penas.
El Papa está precupado por el drama de inmigración y ha elegido Lampedusa como destino de su primer viaje oficial.El mismo ha explicado que hace unos días escuchó la noticia de la muerte de diez inmigrantes aferrados a una red de pesca. Y la tragedia se le clavó como una espina. Por eso, añade, ha venido a rezar.