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Roca: programa de rehabilitación de jóvenes

Mi nombre es Sulai Rosa. Participé en un programa de rehabilitación de jóvenes (Roca) por primera vez a los 12 años. Ahora tengo 24 años. Tuve una infancia dura porque mis padres no fueron los mejores y tenían muy poco. Cuando tenía 11 años, comencé a pasar tiempo con miembros de la pandilla de Los Sangres de Allston y East Boston, que en aquel momento no eran muy simpáticos con la gente de Chelsea.

Desesperada por dejar mi casa, salí embarazada a los 14 años de un miembro de Los Sangres. Todo fue de mal en peor. Aún después de dar a luz a mi primera hija, me involucré más en las pandillas. Concebí otra hija del mismo padre nuevamente a los 16 años. Mientras tanto, fumaba más y más marihuana. Estaba tomando y me preocupé cada vez menos de mis responsabilidades. Estaba tomando pastillas de éxtasis y muchas drogas. Para el momento que cumplí los 17 años, ya había perdido la custodia de mis dos hijas. La custodia se la dieron a la abuela paterna y esto me llevó por un camino de destrucción total en mi vida.

Causé mucho daño y herí a mucha gente buena, gente a la cual si pudiera ver ahora, le pediría perdón con todo mi corazón, mis palabras no podrían explicarles cuánto siento las terribles heridas que dejé en sus vidas.

En el año 2005 finalmente me agarró la policía de Chelsea, me arrestaron y sentenciaron a un año y tres meses de cárcel que no era nada para todos los crímenes que había cometido. En ese momento aprendí que no tenía amigos y que la vida es lo que uno haga de ella, que no era tarde para cambiar. Al salir de la cárcel volví a contactar a Roca para pedir ayuda y nunca me dijeron que no.

Lenta y progresivamente fui cambiando todo desde el grupo de personas que frecuentaba hasta la manera en la que hablaba y me manejaba. Hoy a través de este cambio, he sido testigo de cómo mucho de mis amigos están pagando años de cárcel sin la posibilidad de poder salir algún día. El año pasado cuatro de mis amigos murieron en menos de cuatro meses, con uno de ellos crecí en las calles. Me dolió terriblemente al punto que ni fui a los funerales. En verdad solo fui a dos de ellos y de ahí en adelante más nunca me vieron. Recibí varias llamadas de “viejos amigos†preguntándome porqué no había ido, llamándome falsa y diciéndome que había olvidado de dónde venía yo, pero nunca olvidé ni olvidaré quien fui y de dónde vengo. Sólo me niego a regresar y rodearme con cosas negativas. Me sentí irrespetada y muy incómoda porque ya no quería seguir siendo parte de esa vida, no quería oir ni ver ni saber nada. Sentí dolor al ver que nadie se toma el tiempo de ver lo importante que son nuestras vidas. La gente roba vidas como si alguien les hubiera dado ese derecho. Pido perdón a mi manera a mis amigos muertos.

Hoy estoy realmente agradecida por la oportunidad que me han dado para comenzar

nuevamente, por estar viva, por estar libre, por tener un hijo al que puedo consentir y cuidar. Estoy contenta de haberme graduado de Administración y feliz porque tengo una carta de recomendación de uno de los mejores hospitales explicando que fue un placer haber trabajado conmigo; feliz porque tengo mi propio apartamento y un carro por los que he trabajado duro. Feliz porque tengo una vida y tengo gente positiva rodeándome cada día que pasa.

Hoy en día, Sulai Rosa agradece a Roca por toda la ayuda y acompañamiento que recibió de ellos. Ahora forma parte del equipo de trabajo de esa organización donde ayuda a rescatar las vidas de muchos muchachos que como ella, hacen sus vidas y corren riesgo en las calles. Por su parte, Roca está igualmente agradecido con Sulai por su ejemplo y dedicación al trabajo retador de ayudar a salir de las calles, mantener fuera de las cárceles y a conseguirle empleo a estos hombres y mujeres en situación de riesgo.