Cientos de residentes y trabajadores de la zona de Copley Square regresaron a sus casas y a sus lugares de trabajo el martes,la mayoría de ellos por primera vez desde que ocurrió el atentado terrorista el lunes 15 de abril. Más de cuatrocientos locales comerciales se vieron forzados a cerrar sus puertas mientras los investigadores del caso inspeccionaban la zona del crimen.
Cerca del 60% de esos negocios afectados tienen un seguro que cubre daños causados por ataques terroristas. El resto, no, y probablemente tendrán que afrontar las pérdidas solos, o con escasa ayuda del gobierno.
La mayoría de los negocios no sufrieron daños estructurales a sus instalaciones. Pero todos ellos se vieron afectados por pérdidas, en algunos casos millonarias.
Los restaurantes y bares fueron especialmente golpeados. Muchos comensales se vieron obligados a dejar la comida sobre la mesa para evacuar la zona, comida que se quedó allí durante nueve días. Además de perder miles de dólares en alimentos podridos y facturas pendientes de pago, los restaurantes y sus empleados también dejaron de vender y con ello ganar propinas en uno de los días más movidos del año.
Varios restaurantes ubicados cerca del área de las explosiones luchaban para reabrir el miércoles. El restaurante Forum, en cuya puerta ocurrió una de las explosiones, estaba envuelto en madera y varios obreros continuaron haciendo reparaciones a la fachada. En Atlantic Fish Co. y Abe & Louie, estaban pintando las rejas del patio que habían sido erosionadas con escombros.
Muchos de los grandes empleadores de Back Bay, como el supermercado Trader Joes o la tienda Apple, van a pagar los salarios caídos de los trabajadores con el reembolso que obtengan del seguro. Sin embargo, los pequeños empresarios no pueden darse ese lujo.
La empresa local Boloco, cuya tienda de Boylston Street estuvo cerrada por 9 días, no pudo pagar salarios a los empleados que no pudieron ir trabajar durante la semana de las explosiones. Brian Hincapié, un colombiano que trabaja en el local, admite que para los empleados (80% de los cuales son de origen latino) representó una gran pérdida. «Nos reubicaron a otras tiendas. A mi me mandaron para Wellesley pero no hice las mismas horas que hubiera hceho aquí», comenta. Ana López de El Salvador opina igual. «Sin embargo después de la reapertura ha venido bastante gente», cuenta.
Becky Caloggero, gerente general de Smokehouse Whiskey en 885 Boylston St., dijo que está averiguando qué puede hacer por los empleados, en particular por aquellos que trabajan por hora, como cocineros y porteros que han perdido alrededor de una semana de salario. Se estima que cocineros probablemente perdieron cerca de $ 800 a $ 900, mientras que el restaurante perdió cerca de $ 250.000 en ventas.
El presidente de Marathon Sportes, Colin Peddie, dijo que el seguro de su empresa cubre ataques terroristas y que está confiado en que recibirá competsación por los daños causados por la primera explosión, que detonó justo en la puerta de su tienda. Pero Peddie no está seguro si recibirá un equivalente a lo que perdió en lo que es típicamente el mejor día de ventas de la tienda
«Después del ataque terrorista del 11 de septiembre, las compañías de seguro comenzaron a exluir los actos de terror de las pólizas tradicionales. Una cobertura como esa comenzó a costar mucho dinero, en los pocos casos en los que se ofrecía, y los negocios dejaron de comprarla. Entonces el gobierno promulgó el Terrorism Risk Insurance Act de 2002, un programa en el cual el gobierno federal cubriría una parte de las pérdidas junto a las compañías de seguro», reseña el Boston Globe esta semana. El ataque terrorista de la semana pasada debería calificar para esta ayuda, lo cual quiere decir que para quienes están asegurados revibirán reembolsos tanto de la compañía de seguro como del gobierno.
Quienes no están asegurados contra ataques terroristas tienen pocas opciones. Entre ellas, argumentar que los ataques del 15 de abril no fueron terrorismo y que por tanto no son objeto de exclusión. A pesar de que el ataque ha sido llamado terrorismo por Obama y otros funcionarios, no ha recibido una designación oficial por parte del Secretario de Tesorería, Jacob J. Lew, un requerimiento burocrático de las aseguradoras.