A fines de 1998 llegué a Boston por cuestiones de trabajo, mi esposa me siguió a comienzos de 1999, y desde que llegó por estos rumbos ella dijo “yo pertenezco a esta áreaâ€. Nosotros vivimos en la ciudad de Cambridge que se encuentra pegada a Boston (nos toma 15 minutos llegar en auto al centro de Boston) y es la ciudad donde están las famosas universidades de Harvard y MIT, donde se diseñó el Internet, los coterráneos de esta preciosa ciudad la llaman, afectuosamente, “la República Democrática de Cambridgeâ€.
La vida (humildemente) nos ha sonreído de una manera fabulosa en muchos aspectos y uno de los mayores atractivos de vivir en esta área ha sido la tranquilidad con la que se vive, sin zozobra o miedo al crimen, aunque uno sabe perfectamente que cualquier cosa negativa les puede pasar a las personas en cualquier parte del mundo. Debido al gran aprecio que tenemos de vivir por estos lados hemos logrado “convencer†a algunos amigos que se queden o radiquen en Cambridge. Sin embargo las bombas que estallaron en el maratón de Boston podrían, quizás, cambiar completamente el esquema de la manera que uno piensa o valora su vivencia en el área. Para mí ese no es el caso.
Estos días estoy más convencido que nunca que el vivir en esta área de Massachusetts no es nada más que un privilegio ya que después del susto y miedo que se sintió por el trágico suceso del 15 de abril, lo que se ha visto y sentido estos días es lo mejor que tienen los seres humanos: Voluntarios, policías, bomberos, personal médico e inclusive corredores del maratón, se acercaron a auxiliar a los heridos; acciones llenas de compasión y altruismo que enardecen nuestros corazones. Encuentro también que hay más motivo para tener confianza en nuestros líderes (presidente, gobernador, alcalde, líderes religiosos y oficiales de seguridad) que han sabido llevar esta inesperada situación de una manera tan sobria e inteligente, pidiendo al público calma, sin buscar chivos expiatorios y culpar a todos los musulmanes, debido a que estos dos pánfilos terroristas que han causado tanto daño son musulmanes. Ahora tenemos una ciudad que está más unida que nunca y hay signos muy tangibles de esa unión ya que en 24 horas se lograron reunir $7 millones de dólares para las víctimas de estos atentados a través de One Fund Boston (onefundboston.org). Además de esa iniciativa de donaciones, se han dado extraordinarios actos de compasión y estos actos se siguen dando diariamente: La cantidad de gente que está donando sangre es impresionante y hay un sentido de hermandad entre las personas, que es muy encomiable.
La bondad y el altruismo de los seres humanos son mucho más comunes que la maldad, por eso no debemos dejar de sonreír y esperar vivir en paz, con amor y armonía. Y en el próximo maratón de Boston pueden contar con mi presencia en ese evento. Allá nos veremos en 2014.