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Explosiones en Boston: Las interrogantes principales persisten

El ambiente de celebración deportiva que usualmente se siente en la línea final de un maratón se transformó este lunes en una tragedia sangrienta en Boston, después de que dos fuertes explosiones detonaron, una tras otra, y dejaron un saldo de tres muertos y 176 heridos. Quién hizo esto y por qué es aun desconocido.

El atentado ocurrió a las 2:50 p.m, aproximadamente tres horas después de que los ganadores del maratón habían cruzado la meta. Aun había muchos corredores en la vía. Las detonaciones ocurrieron con 12 segundos de separación, ambas en Boylston Street.

Uno de los fallecidos resultó ser un niño de 8 años de Dorchester, quien esperaba a que su padre completara la carrera acompañado por su madre y su hermana, quienes resultaron gravemente heridas. El niño era hijo de Bill Richard, un líder comunitario del vecindario de Ashmont, según dijeron funcionarios. Las otras dos víctimas fallecidas fueron Krystle Campbell, de 29 años (residente de Arlington) y una estudiante china de postgrado de Boston University.

«Cuando el humo se dispersó, pude ver a decenas de víctimas tumbadas en el suelo, algunas inconscientes, otras no tenían piernas, y una de ellas había perdido un brazo», relató Vicente Pinto, un venezolano-americano quien estaba trabajando en una tienda ubicada en la escena del crimen.

«Los niños lloraban, la gente estaba confundida y desesperada, y se refugiaba en la tienda. En el suelo había sangre por todas partes», cuenta Pinto. La mayoría de los afectados fueron espectadores de la carrera.

Quienes estaban allí al momento del accidente declaran haber escuchado un ruido ensordecedor, que ocasionó la ruptura de vidrios y humo. Seguidamente, víctimas en el suelo sangrando e incluso «piernas sueltas», según indica Ana Hernández, espectadora mexicana que estaba a pocos pasos de la explosión.

El Boston Globe reportó que entre las víctimas también se encuentran dos hermanos de unos 30 años de edad, cada uno de los cuales perdió una pierna, de la rodilla hacia abajo, de acuerdo con lo que informó su madre, Liz Norden. Más de una docena de heridos perdieron al menos una pierna.

Los investigadores también llegaron a la conclusión de que las bombas, que fueron escondidas en mochilas de lona negra, contenían clavos, metrallas y otros objetos metálicos. De acuerdo con el doctor Ron Walls, un médico que atiende emergencias en Brigham and Woman’s Hospital, dijo que fueron removidas piezas metálicas de varios pacientes que «claramente fueron diseñadas para actuar como proyectiles contenido dentro del dispositivo».

El presidente Obama lamentó la tragedia y prometió hallar a los culpables: «Llegaremos al fondo de esto. Cualquier responsabilidad individual o grupal sentirá el peso completo de la justicia», dijo en la Casa Blanca. «Aun desconocemos quién hizo esto y por qué. Y la gente no debería sacar conclusiones antes de que tengamos todos los hechos», enfatizó.

La investigación está a cargo del FBI. La noche del atentado, oficiales de la policía ingresaron en un apartamento en Revere en búsqueda de lo que fue calificado por el departamento de bomberos de Revere como una «persona de interés», lo cual sugiere que podríamos tener al enemigo en casa. Sin embargo no se ha reportado ningún arresto hasta los momentos.

Cuando en una rueda de prensa le preguntaron al comisionado de la Policía de Boston, Edward F. Davis, si lo ocurrido se trataba de un atentado terrorista, respondió: «No lo sabemos con certeza en este momento, pero ustedes pueden sacar sus propias conclusiones basadas en lo que sucedió», declaró. Este martes Obama se refirió formalmente a los hechos como «actos terroristas».

Se incrementaron las medidas de seguridad en las estaciones del metro de Boston. En South Station, el martes por la mañana hicieron revisiones a los equipajes de los pasajeros del Amtrak, y había varios oficiales de seguridad en algunas estaciones de metro pidiendo a los usuarios abrir sus bolsos y carteras.

Gerardo López-Guerra, un maratonista mexicano que se encontraba corriendo en Boylston Street, a pocas cuadras de la zona de la explosión, sintió el ruido, vio el humo y se asustó. «Había gente corriendo hacia atrás. No entendía qué pasaba, pero la policía respondió rápido», explica. «Montaron tiendas de campaña para desviar a los corredores que estaban llegando e implementaron medidas de seguridad de inmediato».

Cristina Santana, corredora venezolana, confiesa: «Veo mi medalla y me parece que está llena de sangre. Para mi no fue un triunfo el haber completado el maratón». Santana cree que no es casualidad el que se haya escogido el Día de los Patriotas, un día festivo en Masachusetts en el cual hay montones de personas en las calles, para ejecutar un acto como este.

Algunas de las calles cercanas a la escena del crimen permanecen cerradas aun. El Prudential Center puede ser accesado a través de Huntington Street.

Si usted tiene alguna información sobre esta incidencia, puede llamar a 1-800-CALL-FBI (1-800-225-5324), para hacer un reporte.