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Francisco I: el primer Papa latinoamericano

Como buen jesuita, la política fue siempre una de las grandes pasiones en la vida del cardenal Jorge Bergoglio, quien hoy ingresó en la historia como el primer Papa latinoamericano, con el nombre de Francisco I.

Nació en Buenos Aires el 17 d diciembre de 1936, en un hogar de clase media. Había quedado en segundo lugar, detrás de Joseph Ratzinger en el cónclave del 2005. Es actualmente el arzobispo primado de Buenos Aires, y tal vez el más opositor al gobierno de Néstor y Cristina Kirchner, con quien tuvo diversos cortocircuitos.

Se graduó en teología en la Facultad de San Miguel e ingresó a la orden de los jesuitas en 1969. Astuto, sencillo a ultranza y con una sólida formación política y teológica, siempre buscó pasar como uno más dentro de la Iglesia argentina.

Los fieles acostumbraban a verlo viajar en metro o, en más de una ocasión, asistir al futbol en el estadio de su amado San Lorenzo de Almagro.

Los padres de Bergoglio, Mario y Regina, eran italianos; su padre era un obrero ferroviario y su madre un ama de casa, que siempre le inculcaron los valores cristianos.

Cursó sus estudios secundarios en la escuela Técnica Hipólito Irigoyen, donde se graduó de técnico mecánico. Antes de comenzar sus estudios universitarios primó su vocación católica e ingresó al seminario de la orden jesuítica en Villa Devoto, donde se ordenó sacerdote el 13 de diciembre de 1969.

En los últimos años tuvo a su cargo la renovación de la Iglesia. Gracias a su formación política ayudó a articular una Iglesia mucho más abierta, ya que tradicionalmente la argentina ha sido una Iglesia siempre en manos del ala conservadora.

De sus años mozos, sus amigos lo recuerdan como un joven simpatizante de un sector interno del peronismo, Guardia de Hierro.

Sus homilías de los últimos años han estado marcadas por una fuerte crítica a la corrupción política y un fuerte contenido social, aunque siempre se opuso al matrimonio gay y al cambio de sexo.

Los observadores aseguran que Bergoglio, quien padece un problema pulmonar que en un principio lo tuvo alejado de los cálculos previos al cónclave, es un hábil negociador, que después de los VatiLeaks es lo que necesitaría la Iglesia para poder asegurar el orden interno.

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