Leonardo Vivas Peñalver • es director de la Iniciativa Latinoamericana del Carr Center for Human Rights Policy de la Kennedy School de Harvard University, y conductor del programa Detrás de la Noticia que se transmite por MasTV los martes a las 10:00am. Su e-mail esleonardo_vivas@harvard.edu Twitter: @Leovivasp
El discurso de toma de posesión de Obama representó un hito del nuevo liberalismo americano, construido sobre las raíces de la nación y sus valores más perdurables, el pronunciado con motivo del Estado de la Nación es una herramienta de combate en el corto y mediano plazo.
Allí formuló sin complejos hacia dónde quiere avanzar, con o sin el apoyo del partido republicano. Comenzó hablando de un nuevo panorama de crecimiento, esencial para recuperar el terreno perdido en años recientes. Al inicio lanzó un ramo de olivo a las preocupaciones republicanas sobre el déficit, señalando que se ha cumplido la mitad de lo necesario. Para lograr su reducción definitiva ※argumentó※existe un consenso bipartidista sobre cómo lograrlo; se trata de avanzar de una vez por todas. Recalcó, sin embargo, que enjugar el déficit no es suficiente, que Estados Unidos no puede “lograr la recuperación por medio de recortes presupuestariosâ€.
Hace falta un enfoque más balanceado, tanto para disminuir el déficit como para crecer. Planteó las perspectivas del crecimiento en varios terrenos: reconstituyendo la manufactura. Planteó crear centros de manufactura de punta en todo el país. Como muchos otros, este cronista tiene dudas sobre la reconstrucción de la manufactura en un país que hace largo rato cruzó la frontera de una sociedad de servicios y donde producir industrialmente es muy costoso. Los ejemplos de Ford o de Apple no bastan. Una golondrina no hace verano.
También planteó el presidente que EE.UU. debe realizar un mayor esfuerzo en el terreno energético, aprovechando las ventajas que ofrecen las reservas de gas pero también optimizando las nuevas fuentes de energía, solar y eólica, disminuyendo los costos para producirlas y vinculando nuevos productos con un componente energético novedoso, como los automóviles sin gasolina. Con ello se estaría procurando también una ruta de crecimiento más limpia y con menor impacto ambiental. Además de la infraestructura, hizo una referencia tangencial al tema de la vivienda, que antes de la crisis financiera fue el motor esencial para el consumo, al garantizar la captación de préstamos en los hogares.
Pero no se llegará muy lejos en todos estos esfuerzos si la población no cuenta con las habilidades y entrenamiento necesarios. Planteó Obama tres programas importantes: garantizar la educación preescolar universal como garantía temprana de fortalecimiento intelectual de los niños, en estrecha colaboración con los gobiernos estadales. Dos, mejorar las habilidades de los estudiantes que terminan la secundaria para facilitar, como en Alemania, su incorporación al mercado de trabajo. En relación a la educación superior, habló de garantizar el acceso al crédito sin penalizar a los estudiantes de por vida, forzando al mismo tiempo la disminución de costos en colleges y universidades. La garantía al acceso será un criterio para la concesión de ayudas federales a la educación.
Para el final dejó los temas más controversiales: el establecimiento de una ruta responsable para la ciudadanía de los inmigrantes ilegales y el control de las armas de fuego para impedir la epidemia de asesinatos que últimamente han plagado la vida de la nación. En relación a la inmigración dijo lo que ya sabemos: fortalecer la frontera, garantizar una vía para la legalización de los ilegales pero siempre detrás de aquellos que han seguido la normativa de inmigración. En cuanto al control de armas, en la parte más emocionante del discurso, planteo que las propuestas recientemente preparadas sean votadas, que las muchas víctimas recientes o anteriores, merecen un voto.
En su respuesta, el congresista Marco Rubio lamentablemente pareció hablarle al espejo, repitiendo los latiguillos ya conocidos sobre el estado grande e incompetente y la necesidad de recortar el gasto.