Republicanos y demócratas ofrecieron esperanza para millones de personas. En un inusual clima bipartidista prometieron continuar negociando una reforma migratoria y transformar la propuesta que presentaron ayer, en un proyecto de ley, en marzo próximo.
«Esperamos que estos principios se traduzcan en legislación; que tenga una votación en el Comité Judicial y que sea aprobada en el Senado para la primavera o verano de este año», dijo el líder del grupo, Charles Schumer (D-NY), al iniciar una conferencia de prensa.
«Este es un primer paso», dijo el senador John McCain (R-AZ). «La meta sigue siendo difícil, pero la podemos alcanzar», agregó.
El documento con los principios propone que el acceso a la ciudadanía para indocumentados se condicione a dos variables: metas que muestren avances concretos en seguridad fronteriza y un mejoramiento del sistema que permite el ingreso de inmigrantes con visas y que luego permanecen en el país. Mientras se cumplen esos objetivos las personas tendrían un estatus legal provisional, con permiso de trabajo, desde el momento en que se promulgue la legislación.
Tras esto, los indocumentados podrían acceder a su residencia permanente y luego a su ciudadanía si cumplen con requerimientos como pagar impuestos, ponerse al final de la fila, aprender inglés, someterse a una revisión de antecedentes, entre otros.
El documento no entrega detalles respecto a los cambios necesarios en seguridad fronteriza, ni tampoco respecto al flujo futuro de trabajadores, uno de los temas claves para el fracaso de la reforma en 2006 y 2007.