El próximo 17 de febrero tendrán lugar elecciones presidenciales en Ecuador. Creo que nadie discute que el actual presidente Rafael Correa tiene las mayores posibilidades de repetir. Correa tomó posesión por primera vez en 2007, pero al cambiar la constitución se sometió de nuevo a elecciones por un período de cuatro años en 2009, de modo que legalmente este es todavía su primer período. ¿Cuál es su saldo general como gobernante? ¿Qué cosas lo favorecen? ¿Qué daños puede ocasionar su reelección?.
Varias personas conocidas que han viajado recientemente a Ecuador me han comentado que la atmósfera general que se respira allí es positiva y favorable al presidente. La economía se porta bien. Creció a un excelente ritmo en 2011 (8%) y aunque decayó en 2012, se mantuvo a buen nivel (4,8%), por encima del promedio de la región. Naturalmente, los altos precios del petróleo han ayudado, pero a diferencia de Venezuela cuya dependencia del oro negro se ha exacerbado, Ecuador ha logrado dinamismo exportador, especialmente entre 2011 y 2012. También han disminuido las cifras de desempleo en los últimos 3 años gracias a un intenso esfuerzo en la construcción de infraestructura y viviendas.
No son pocos los temas contenciosos de la administración Correa que lo asimilan a los regímenes más radicales de la región: la concentración del poder con influencia absoluta en la Asamblea Nacional, en el organismo electoral y en la corte suprema de justicia. Ello le ha facilitado mantener a raya a la prensa y a sus adversarios. Contra la primera ha mantenido una campaña feroz. Es conocido su enfrentamiento con El Universo, periódico al cual demandó por $24 millones, así como a periodistas y directivos. También ha creado una red de medios afines al gobierno para competir con los medios privados, a la par que ha adelantado legislación para controlar quién puede invertir en ellos.
A Correa se lo ha acusado de populismo y su discurso y estilo confrontacional son similares a sus pares de Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Argentina, pero su manejo de la economía ha sido muy sobrio, evitando excesos que pudieran presionar la inflación. A pesar de que declaró la deuda del país como impagable, propiciando luego mejores condiciones de pago y acuerdos con sus acreedores, no ha querido eliminar la dolarización, lo que le facilita el control de la inflación.
Hay un elemento que bien pudiera ser una de las claves de la popularidad de Correa. Ecuador se caracterizó los últimos 60 años por ser un país muy inestable en lo político. Como muestra un botón: entre 1997 y 2010 el país tuvo 8 mandatarios: Abdalá Bucaram, sacado del poder por problemas mentales y brevemente sustituido por la vicepresidenta Rosalía Arteaga hasta que fue designado Fabián Alarcón como presidente provisional; Jamil Mahuad, presidente electo, fue sustituido por Gustavo Noboa luego de ser depuesto por un golpe militar; Lucio Gutiérrez, jefe del grupo militar fue electo presidente posteriormente. Gutiérrez a su vez fue depuesto por un movimiento cívico-militar y sustituido por el vicepresidente Alfredo Palacios. Finalmente fue electo Correa que lleva 7 años en ejercicio. Quizá la relativa estabilidad lograda lo fortaleció como líder efectivo en un país con presidentes de escasa duración y partidos políticos tradicionalmente muy débiles.
Es opinión de este cronista que son importantes los riesgos que se corren con la reelección del presidente Correa, en particular el debilitamiento cada vez mayor de la libertad de prensa, pero a lo mejor es el precio que deberá pagar Ecuador para lograr mayor estabilidad política e institucional.
Leonardo Vivas Peñalver es director de la Iniciativa Latinoamericana del Carr Center for Human Rights Policy de la Kennedy School de Harvard University, y conductor del programa Detrás de la Noticia que se transmite por MasTV los martes a las 10:00am. Su e-mail es leonardo_vivas@harvard.edu Twitter: @Leovivasp