Quizás lo más inexcusable de la derrota de anoche ante los Bulls es que los Celtics llegaron a Chicago más de 48 horas antes del partido, descansados y supuestamente enfocados en mejorar la defensa.
Los Bulls, por el contrario, regresaron a su ciudad el propio martes en la mañana, después de un partido accidentado contra los Grizzlies de Memphis, y contaban con todo tipo de excusas para sucumbir ante un oponente más fresco.
Pero ocurrió todo lo contrario. En opinión de Gary Washburn, columnista del Boston Globe, los Celtics no pudieron controlar la defensiva por más de 10 segundos, lo que permitió a los Bulls una cómoda victoria de 100-89.