Al igual que muchos inmigrantes que llegan a Massachusetts, Rony Veliz de 33 años, originario de Guastatoya en departamento de El Progreso, Guatemala llegó a Lynn con el sueño de abrir su propio negocio. Véliz vino a estas tierras lleno de ilusiones, pero también cargado de responsabilidades y compromisos que no podría ignorar.
A tan solo tres semanas de haber llegado aquí, Veliz ya estaba trabajando a tiempo completo en una compañía de limpieza y más adelante trabajó en construcción, pero siempre llevando por dentro sus planes y deseos de ser el propietario de su negocio.
En su búsqueda por independencia laboral junto a su hermano abrió una tienda de deportes y luego trajo varios equipos de fútbol a Boston que llegaron desde Guatemala y El Salvador, llenando varios estadios con fanáticos del balompié. Sin embargo, ninguno de estos negocios funcionó a largo plazo. Sin dejar de perseverar, una vez más Véliz tuvo otra idea para un negocio y así fue que nació Bridge Auto Body, un taller de mecánica localizado en el 1127 de la Western Ave en la ciudad de Lynn.
Tan solo tres meses después de la apertura del taller pasó lo inesperado. La ciudad de Lynn decidió arreglar el puente que está a solo pasos del taller, cerrando la calle que está al pie del negocio y dando inicio a un período de ocho meses marcados por este obstáculo que según Veliz fueron “los ocho meses más largos de su vidaâ€. Durante esa etapa difícil el empresario guatemalteco tenía dos opciones:
Podía “tirar la toalla†y así darse por vencido o podía seguir adelante luchando por su taller. Él decidió seguir adelante. “Todo comienzo cuesta y hay que pagar un precio siempre para lograr lo que uno quiere en la vidaâ€, dijo Veliz a El Planeta.
Con un equipo de cinco personas que mantener y una renta y un préstamo que pagar mensualmente, el emprendedor no permitió que los inconvenientes ocasionados por las construcciones tiraran su sueño por la borda. Su esposa Erika Morales, también guatemalteca, que en aquel entonces era la secretaria del taller, dejó el taller para irse a trabajar a otra compañía y así ayudar con los pagos del taller y los gastos del hogar. El esfuerzo realizado por la pareja chapina ayudó a que los ocho meses de cierre de la avenida no signifiquen el cierre del taller.
Hoy en día con una clientela fiel que cada día crece más por las recomendaciones que hacen los clientes, Veliz confiesa que el secreto del triunfo de su línea de negocio es la honestidad. Seguir las reglas y códigos al pie de la letra es quizá el proceso principal que sigue el negociante, pues cuenta Veliz que “ser justos y rectos con los clientes gana clientes para toda la vidaâ€.
El consejo de Veliz para todos aquellos inmigrantes que como él llegaron a la ciudad de Boston con un sueño, es la perseverancia, hacer las cosas respetando la ley y hacerlas correctamente. El empresario confesó que no cree en atajos ni en beneficios sin esfuerzos. “Siembra con tu sudor lo mejor de ti hoy y recibirás buenos frutos mañanaâ€, concluyó Veliz.