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Comprometidos con el planeta: Monstruos del Consumismo

Vivimos  en una cultura de consumismo, servicio rápido, y productos desechables;  para contrarrestar los daños se recomienda no botar basura y reciclar  todo lo que se puede, dos cosas básicas donde muchos todavía fallamos.  También se promueve reusar las cosas o darles una segunda o tercera  función, algo que a la larga causa menor daño en nuestro ambiente si se  hace de forma educada e inteligente.

Es  sencillo acostumbrarse a un estilo de vida de consumo y desperdicio, y  este es un grave problema si consideramos que somos siete billones de  personas viviendo en el planeta y cada vez tenemos menos recursos, más  basura que se demora décadas en descomponer y que contamina  terriblemente el aire, la tierra, y el agua. Lo mejor sería reducir  nuestro consumo de cosas, pero esto aparentemente es lo más difícil de  hacer.

A  veces veo basureros en las calles y me impresiona la cantidad de  desperdicios, cajas, fundas, restos de comida y basura que hay. Me  pregunto cómo contaminamos tanto y la realidad es que en promedio cada  persona produce un kilo de basura al día. Somos monstruos del  consumismo.

El  pedazo de chicle que “inocentemente†botamos en la calle ensucia y  causa la muerte de aves que lo comen por error. Y ni hablar de la basura  que la gente deliberadamente bota a las calles, no sólo se ve mal y  ensucia, pero también contamina por los químicos y colorantes que tiene,  y causa también la muerte de animales. Esto tiene que parar ya.

Aunque sé que no podemos vivir en austeridad absoluta hay muchas cosas que podemos hacer para reducir nuestro impacto en el ecosistema, como:

1) Evitar el consumo innecesario de cosas. Comprar por comprar es antiecológico.

2)  Antes de botar cualquier cosa a la basura pensemos si se puede  reutilizar, reciclar, reparar profesionalmente, o si puede ser útil para  otra persona.

3) Apagar las luces innecesarias y desconectar los aparatos eléctricos cuando no están funcionando.

4)  Abrigarse en el invierno en lugar de subir la calefacción, así nos  mantendremos calientes de forma económica y conservaremos recursos.

5) Evitar las fundas plásticas, bebidas en lata, pilas desechables, ya que contaminan mucho y existen mejores alternativas.

6)  Optar por bombillos de bajo consumo, son más caros que los normales,  pero duran hasta 8 veces más y usan menos energía para dar la misma  cantidad de luz.

7) Caminar, andar en bicicleta, tomar transporte público, o compartir el coche cuando se pueda.

8)  Evitar la comida rápida o precocinada que contiene aditivos y viene  sobre-empacada. Procura consumir alimentos frescos, de temporada y producción local.

9) No botar medicamentos caducados a la basura ni al desagà 1/4e. Llévalos a la farmacia donde los desecharán correctamente.

10)  Recoger los desechos de las mascotas, son una fuente de propagación de  enfermedades, contaminación visual y contaminación aeróbica.

Si  hacemos las cosas sin preocuparnos del impacto que causamos al  ecosistema y de que el daño es a veces irreversible, entonces más  temprano que tarde seguiremos pagando las consecuencias. Por el momento  enfermedades como el asma, ceguera, autismo y cáncer de piel se  atribuyen a factores ambientales. Mientras más consumimos y contaminamos  más rápidamente se deterioran nuestra calidad de vida y salud, sin  mencionar la de todas las criaturas en este planeta. Si seguimos así  nuestros hijos o nietos sufrirán con creces exponiéndose a nuevas  enfermedades causadas por agentes contaminantes producto de nuestra  negligencia.

Hacer  todo en la lista anterior puede ser difícil pero adoptar algunos  cambios o implementarlos más seguido tendrán un impacto positivo en  nuestro medio ambiente, nuestras vidas y las vidas de generaciones  futuras. El momento de este cambio es ahora, no mañana.