Mientras que el país lucha con la crisis económica y sus estragos, y la comunidad hispana se ve amenazada por las altas tasas de deserción y creciente brecha académica, los hijos de inmigrantes latinos enfrentan aún otro reto más, quizás el más difícil de su vida aquí en Estados Unidos.
Por ser indocumentados, no son elegibles para asistir a una buena universidad pagando una tarifa económica. Tampoco califican para recibir préstamos de ayuda federal pues no tienen número de seguro social. Encima de eso, siempre está presente el fantasma de la deportación.
Isabel Vargas, Renata Teodoro, Katherine Asunción y Alan Pelaez, accedieron a participar en una crónica multimedia que capturó un día en sus vidas a través de video, audio y fotografías. Ellos sí se encuentran estudiando, pero con muchos sacrificios, incertidumbres y la mayoría lo hace en colegios comunitarios.
Además de luchar por su futuro académico, Isabel, Renata y Katherine son activistas del Movimiento Inmigrante Estudiantil (SIM, por sus siglas en inglés) de Boston tratando de abogar por proyectos de leyes como la in-state tuition bill (propuesta de matricula estatal para estudiantes indocumentados) y la DREAM Act a nivel federal.
Hace más de cinco años, los legisladores de la Casa de Representantes de Massachusetts rechazaron tajantemente la in-state tuition bill, ley que hubiera permitido a indocumentados asistir a la universidad con matrícula más barata considerándolos como residentes.
Desde entonces, SIM se ha enfocado a tratar de pasar dicha ley a través de una orden ejecutiva, urgiendo al gobernador Deval Patrick para que la firme. No han tenido éxito.
En cuanto al DREAM Act, el Acta de Desarrollo, Alivio y Educación de Menores Extranjeros, ésta fue aprobada por el Congreso a finales de 2010, para ser luego rechazada semanas después por el Senado de la nación.
Si bien la incertidumbre sobre su futuro educativo pesa en su presente, éstos jóvenes no se dan por vencidos.
