Moamar Gadafi, el caudillo libio notorio tanto por sus excentricidades como por su insistente apoyo al terrorismo y su mano férrea para mantenerse en el poder, murió el jueves, confirmó el primer ministro del gobierno transicional, Mahmud Jibril. Tenía 69 años.
Gadafi cobró fama de muchas maneras: joven y apuesto líder revolucionario, orgulloso mecenas de terroristas, beneficiario de una colosal fortuna petrolera, dictador estrafalario pero brutal, paria internacional y diplomático en busca de reconciliación con Occidente.
Era objeto de fascinación, burlas y repugna, ya sea por sus mujeres guardaespaldas o su costumbre de vivir en una carpa aun cuando estaba de viaje en el exterior.
En sus últimos días parecía una figura apocalíptica: responsable de un terrible derramamiento de sangre en un desesperado intento por aferrarse al poder, cuatro décadas después de haber derrocado al rey Idris en un golpe de estado.
Al enviar aviones y helicópteros de combate contra manifestantes, y al amenazar con convertir a Libia en «un infierno», Gadafi optó por borrar cualquier semblanza de legitimidad al tiempo que encaraba una revuelta popular. Pero hasta sus últimos días parecía que ello no le importaba, y así sometió el destino de seis millones de libios a sus designios narcisísticos.
Se le conocía como «Hermano Líder de la Revolución», un hombre que financiaba las Brigadas Rojas de Italia y el Ejército Republicano Irlandés y cuyo régimen fue considerado el responsable de colocar las bombas que derribaron un avión de Pan Am sobre Lockerbie, Escocia y un avión francés sobre el desierto del Níger en la década de los 80.
Aquí algunos ejemplos de las excentricidades del líder libio:
– Acostumbraba a despachar asuntos oficiales en una carpa, incluso cuando estaba en el exterior y así lo hizo en Moscú, París, Roma y otras capitales. En septiembre del 2009 fue a Nueva York a la Asamblea General de la ONU y quiso erigir su tienda de campaña en el Central Park de Manhattan. Cuando le negaron el permiso, lo intentó en Englewood, Nueva Jersey. Al final lo logró en un suburbio en el estado de Nueva York llamado Bedford.