NUEVA YORK (AP) – Eran los años 80, casi a principios de su carrera, y Steve Jobs se encontraba en Japón. En el lobby de un hotel, un grupo de muchachitas se le acercó a pedirle su autógrafo.
Jay Elliot era entonces un ejecutivo de Apple y viajaba con él. «Pensé, ‘¡Caray! ¿A cuántos directores de empresa se les acercan chicas a pedirles un autógrafo?», dice ahora Elliot.
Durante las siguientes décadas la fama de Jobs aumentó constante y exponencialmente.
Al morir el miércoles, tras lidiar durante años con problemas de salud, Jobs había aparecido en unas 100 portadas de revistas y se escribieron muchos libros sobre él, aparte de una obra teatral off-Broadway, una película de HBO y hasta un episodio de la serie animada «South Park». No fue el primer jefe de empresa célebre, y no será el último. Pero quizás fue el primero de los tiempos modernos en trascender el mundo de los negocios hasta convertirse en un ícono de la cultura pop.
Pero así como parecía disfrutar del acceso que conlleva la fama, Jobs también entraba en conflicto con ella, guardando celosamente los más pequeños detalles de su vida privada. Y aunque se le ve sonriendo en incontables portadas de revistas, tuvo una relación difícil con los medios y quienes trataron de escribir sobre él.
«Steve tuvo una relación de amor y odio con su fama», dijo Alan Deutschman, autor de «The Second Coming of Steve Jobs», una biografía no autorizada. «Quería la fama sin padecer sus consecuencias. Evidentemente, disfrutaba de la celebridad, que le abría todas las puertas, pero quería mantener el control total de su imagen».
Y en gran parte lo logró. «Steve era un maestro», dice Deutschman. «Nadie ha igualado a Steve en cuanto a su capacidad para controlar y manipular a los medios y obtener lo que quiere».
¿Donde encaja Jobs en el panteón de los grandes empresarios? Los analistas luchan hallar comparaciones acertadas en el mundo de los negocios.
«Ã‰l está en otro plano», dice Robert Sutton, un profesor de administración de empresas de la Universidad de Stanford. «Alcanzó un nivel en la conciencia pública que va más allá de la de cualquiera en tiempos modernos. Quiero decir, mi madre no sabe quién es (el ex presidente ejecutivo de General Electric) Jack Welch».
Sutton y otros consideran que hay que ir más atrás en la historia para poder hacer comparaciones: a Henry Ford, por ejemplo, quien revolucionó el transporte con el automóvil Modelo T, o a Thomas Edison, el inventor que de manera similar transformó el modo en que vivimos. O a Walt Disney, con su vasta influencia en el mundo del espectáculo.
El nombre de Edison es el que ha aparecido con mayor frecuencia, en parte porque éste no solo fue un visionar