Para los jóvenes de ahora es diÂ-fícil dejar de usar sus aparatos tecnológicos. Con ellos pueden hablar con amigos, visitar sitios de Internet y escuchar música. Pero también están más expuestos a recibir mensajes ofensivos, fotos inapropiadas o e-mails abusivos de amistades o parejas.
Enseñarle a los adolecentes cómo tener relaciones saludables no es una tarea fácil. Pero poco a poco, más y más programas se están desarrollando para ayudar a padres e hijos entender la diferenÂ-cia entre relaciones saludables y las abusivas. Uno de esos prograÂ-mas es el de «Start Strong» o «EmÂ-pezando Fuerte», un programa naÂ-cional en el cual participa desde hace dos años el Departamento de Salud Pública de Boston.
En Dorchester y Roxbury, los barrios en donde se enfoca «Start Strong», vive solo el 25% de la poÂ-blación total de Boston, pero aún así es donde ocurre el 38% de la violencia doméstica reportada entre parejas en la ciudad. De acuerdo a datos estatales, uno en cada cinco jóvenes experimentará algún tipo de violencia doméstica.
El proyecto, de cuatro años de duración, consiste en educar a grupos de jóvenes en lo que sigÂ-nifica ser parte de una relación saÂ-ludable de pareja. En el programa, 25 adolescentes, de 15 a 18 años, solicitaron empleo como «líderes comunitarios» de «Start Strong», entrenándose para impartir talleÂ-res educativos a jóvenes de menor edad. La meta es educar a aproxiÂ-madamente 1,500 estudiantes del sistema escolar de Boston, entre 10 y 14 años de edad.
Otro de los talleres anuales tiene como título «Breakup Summit», o la cumbre del rompimiento (trueÂ-ne) de relaciones románticas, que reunió a más de 200 jóvenes que discutieron e identificaron estrateÂ-gias para ayudar a los adolescentes a terminar una relación romántica de una manera saludable.
Uno de esos talleres se enfoca en la música pop, analizando las canciones del momento con el obÂ-jeto de aprender cómo las cancioÂ-nes pueden afectar sus relaciones en el futuro, además de calificarlas basándose en la letra y sus referenÂ-cias al sexo, control sobre alguien o igualdad entre géneros. Al final del taller, los jóvenes crean listas con las canciones más saludables y las más abusivas. Hace un año, ellos comenÂ-zaron a compartir sus resultados.
«Este es el segundo año en el que calificamos las canciones más populares de las listas Billboard,» explica Casey Corcoran, director del programa. «Decidimos calificar las canciones porque hay estudios que han demostrado que las letras de las canciones afectan a nuesÂ-tros jóvenes de manera emocional y mental. Entonces, con mensajes abusivos y negativos en muchas canciones, decidimos darles las heÂ-rramientas adecuadas para decidir qué escuchar y cómo pensar.»
Y las herramientas han demosÂ-trado ser útiles, tanto para los estuÂ-diantes líderes como para padres.
«Es mas fácil explicarles a los niÂ-ños un mensaje positivo o negativo usando una canción porque de toÂ-dos modos les gustan las canciones, se divierten y aprenden. Los papás nos han dicho