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«Narco-mascotas» causan problemas en México

Tres monos ardilla –una especie muy pequeña– vivieron durante años entre lujos en una hacienda de 6.5 hectáreas (16 acres) rodeada de jardines extravagantes y establos para purasangre.

Había más de 200 animales –desde mulas hasta pavorreales y avestruces– en esta hacienda ubicada en el centro de México, y otros cientos de especies estaban en dos propiedades conexas, muchas en espacios opulentos.

También se encontraron en estos lugares objetos que nada tenían que ver con fauna, como fusiles de asalto AK-47, pistolas Beretta, cientos de otras armas y cocaína.

El dueño de la hacienda era Jesús «El Rey» Zambada, uno de los jefes del poderoso cartel narcotraficante de Sinaloa, quien al igual que otros capos de las drogas tenía un gusto especial por las especies exóticas.

Apenas dos días antes de la captura de Zambada, la policía había confiscado dos tigres y dos leones de una casa que utilizaba una banda narcotraficante en las afueras boscosas de la Ciudad de México.

A medida que aumenta la captura de jefes del hampa, también aumentan las mascotas que les son confiscadas y retiradas de las jaulas doradas en las que se encontraban para trasladarlas a espacios más modestos en zoológicos del país.

Esta situación causa dificultades a algunas instituciones que se hacen cargo de la llegada de los animales, pero por otro lado, brinda a los amantes de los animales en México la oportunidad de admirar un tesoro de criaturas nuevas.

Al igual que Zambada –aprehendido en octubre de 2008– los monos ardilla permanecen en custodia estatal, pero en el Zoológico de Zacango, en el estado de México, vecino de la capital del país. Los monos emiten sus chirridos mientras los niños los contemplan embelesados.

Estos animales vivían antes en «un espacio grande construido de materiales de buena calidad», dijo Manlio Nucamendi, coordinador del zoológico.

«Pero no tenían la dieta ni la atención médica correctas».

Se ha reportado el hallazgo de jirafas, búfalos y camellos en los narcozoológicos.

Igual que en la película «Scarface» de 1983 sobre el hampa, los jefes narcotraficantes tienen zoológicos privados como símbolos de posición y poder, y como muestra de su opulencia.

Los descendientes de hipopótamos deambulan todavía en el zoológico privado que tenía el jefe narcotraficante colombiano Pablo Escobar en Colombia. El recinto fue convertido en propiedad estatal después de la aniquilación de Escobar y ahora es atracción turística. Tres de las bestias escaparon y vivieron dos años en estado salvaje.

Los anteriores dueños de Diego en la ciudad mexicana de Tijuana solían cobrar una cuota a las personas que deseaban fotografiarse con el felino, expresó Nucamendi.

En otra parte del zoológico había un elefante de 30 años que fue confiscado a un circo debido a que los propietarios carecían de los permisos correspondientes para tenerlo. Los empleados decían en broma que el elefante era un inmigrante sin permiso para estar en México debido a que fue traído de contrabando desde Estados Unidos.

Un cachorro de León, de ocho meses, también llamado Diego, llegó al zoológico con desnutrición porque así lo tenían sus dueños privados. Ahora más gordo, Diego juega con otros dos cachorros de su especie que también están en exhibición.