Colombiana es una película de acción ruda para adolescentes y adultos con una mujer hermosa que crea toda una revolución. Se trata de una película de Luc Besson, y su sello distintivo es indudable. Colombiana parece una continuación de los personajes algo estereotípicos que desafían a la gravedad con los que se ha abierto paso como director.
Zoe Saldaña protagoniza la cinta como Cataleya, quien presenció la muerte de sus padres cuando era una niña de 9 años en los barrios pobres de Bogotá. Amandla Stenberg interpreta a la pequeña Cataleya y su actuación en su estreno en el cine es intensa; escapa de la escena del crimen realizando acrobacias sobre las azoteas y a través de ventanas antes de llegar a la embajada estadounidense para vomitar un microchip que su padre le pidió resguardar.
Quince años después, con la ayuda de su tío Emilio (Cliff Curtis), Cataleya se ha convertido en una asesina profesional, pero todavía debe vengar la muerte de sus padres ordenada por un narcotraficante, interpretado por Beto Benites, y su mano derecha, encarnado por el español Jordi Molla. La marca que deja Cataleya en los cuerpos de las víctimas, un dibujo de la orquídea por la que se le puso ese nombre, es un mensaje para sus enemigos de la infancia pero también desata curiosidad en un agente del FBI (Lennie James), que cree que está persiguiendo a un asesino serial. En toda la película hay otros tipos malos al asecho y mujeres guapas que desfilan en biquinis y lencería. Saldaña, neoyorquina de ascendencia dominicana, lucha contra sus enemigos en pantalones muy cortos y camisetas diminutas y durante una emocionante secuencia en una prisión camina con un traje de cuerpo completo muy entallado, que seguramente es similar a los que usó para grabar sus movimientos para Avatar.
La acción, mientras tanto, es completamente descabellada, pero eso es lo que uno paga por ver. La mayor parte es exagerada y absurda, pero al menos fue montada y creada de una manera que se puede disfrutar. Saldaña logra ganarse la simpatía del público y el guión, que escribió Besson con su colaborador Robert Mark Kamen, le permite transmitir una gran cantidad de emoción y conflicto.