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Obesidad infantil: los padres también son responsables

Finalmente, dos expertos tuvieron el valor de afirmar lo obvio: Los padres que permiten que sus hijos se vuelvan tan obesos como para sufrir complicaciones médicas serias cometen abuso de menores.

En su comentario del Journal of the American Medical Association titulado «Intervención del Estado en la Obesidad Infantil con Riesgo de Muerte», Lindsey Murtagh, abogada e investigadora en la Escuela de Salud Pública de Harvard, y David S. Ludwig, médico del Programa Peso ûptimo de por Vida en el Hospital de Niños de Boston, expresan que, a pesar del bien establecido derecho de los padres a criar a sus hijos a su gusto, el estado debería intervenir en la vida familiar en casos severos de obesidad con riesgo de muerte, en la misma forma en que lo hace en cualquier otra situación de negligencia o abuso.

A diferencia de los peores escenarios que surgen en la mente cuando se oye hablar de intervención estatal para niños obesos, los autores no sugieren que deban retirarse los niños de todos los padres con hijos que tienen sobrepeso.

De hecho, en su trabajo, se esfuerzan por señalar que para la «mayoría de los aproximadamente 2 millones de niños de los Estados Unidos con un [índice de masa corporal] en el 99 percentil o por encima de él… la intervención del estado no sería deseable ni práctica, y probablemente no sería legalmente justificable».

Abogan por intervenciones en la forma de apoyo social en el hogar, capacitación para padres, terapia y asistencia financiera, todos los cuales deberían ofrecerse antes de recurrir a colocar al niño en hogares sustitutos. Pero expresan que esa desesperada medida es preferible a permitir que un niño languidezca bajo el fracaso crónico de los padres en tratar una enfermedad, que presenta opciones quirúrgicas irreversibles y con riesgo de muerte, como la cirugía bariátrica, como último recurso.

La indignada reacción a los sensatos comentarios de los autores ilustra, perfectamente, el triste estado en que se encuentra Estados Unidos: Nuestros niños no sólo están meramente gordos, sino que cada vez más encontramos niños obesos patológicos; sufren los efectos de un interminable flujo de propaganda de comida basura y son criados por padres que, en general, no comprenden los fundamentos básicos de una nutrición sana y del ejercicio.

El comentario de Murtagh y Ludwig aparece una semana después de que el Trust for America’s Health y la Robert Wood Johnson Foundation dieran a conocer la última ronda de asombrosos datos sobre el alcance de esta epidemia, en su informe «F as in Fat». Nacionalmente, alrededor del 16% de todos los niños entre 10 y 17 años no sólo tiene sobrepeso, sino que es obeso. Otros estudios han hallado que casi el 10% de todos los bebés y niños de hasta 2 años, tienen excesivo peso para su largo y que un poco más del 20% de los niños entre 2 y 5 años ya tiene sobrepeso o es obeso.

¿Nos hemos vuelto tan insensibles a estas asombrosas cifras que cualquiera pueda cuestionar, seriamente, si permitir que un niño alcance un peso que pone en peligro su vida es realmente abuso de menores?

Hablé con Ludwig para darle la oportunidad de responder a la furia uniforme que inspiró su comentario.

«No estamos tratando de decir que penalizaríamos a la gente por sus decisiones –vivimos en un entorno muy poco saludable para los niños, donde hay una enorme falta de acción del gobierno en este asunto sanitario y pocas regulaciones para las prácticas de la industria alimenticia», expresó Ludwig.

«Pero el gobierno desempeña un papel en la protección de los menores –esa idea es comúnmente comprendida y nadie objeta su intervención cuando existe abuso físico o falta de crecimiento. Estamos enfrentando esa misma situación con la obesidad.

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