Por Miriam Valverde
Más de 200,000 personas alzaron sus voces y espíritus el 21 de marzo en Washington, D.C. demandando acción de parte del Presidente Barack Obama y el Congreso en referencia a una reforma migratoria.
«Vengo para que la promesa que hicieron de una reforma migratoria se cumpla, para hacerle recordar al presidente que se tiene que cumplir», dijo Irma Fiestas, residente de Everett y originaria de Perú. Ella viajó junto a su hermana, sobrinos e hija de ocho años en una caravana de buses que partió desde Boston el sábado 20 de marzo por la noche.
Según estadísticas del Centro Hispano Pew, la comunidad latinoamericana forma más del 80% de los 12 millones de inmigrantes indocumentados en el país. En 2008, alrededor del 9% de la población de Massachusetts era de origen hispano.
En su campaña presidencial, Obama prometió a la comunidad inmigrante que la reforma migratoria seria una de sus prioridades durante su primer año en el poder. Obama fue inaugurado en enero de 2009 y hasta hoy el tema de inmigración no ha sido discutido por él ni por el Congreso.
No obstante, durante este transcurso han continuado las deportaciones y la inhabilidad de muchos de estudiar y encontrar trabajo, causando el enojo y frustración de la comunidad inmigrante.
«El presidente Obama, gracias al voto latino es que está donde está», señalo Damaris López, directora de programas de la Agencia ALPHA en Boston. «A los congresistas les decimos que el voto latino va depender mucho en estas próximas elecciones, depende de lo que ellos hagan ahora es cómo vamos a votar».
Tres días antes de la marcha, los senadores Charles Schumer, demócrata de Nueva York, y Lindsey Graham, republicano Carolina del Sur, publicaron una nota en el periódico nacional The Washington Post, anunciando un proyecto de ley migratorio.
Tal proyecto de ley les exige a los ciudadanos e inmigrantes que obtengan una tarjeta de identificación biométrica, la cual asegure que los indocumentados no puedan pedir trabajo. También proponen crear un sistema en el cual se emplee trabajadores temporales dependiendo de la necesidad económica del país.
Por igual, desean reforzar la seguridad en las fronteras e implementar un paso firme pero justo hacia la legalización para quienes ya viven aquí.
«Es tiempo de dejar que los inmigrantes salgan de las sombras hacia la luz del día y que América los acepte y proteja una vez por todo», dijo el congresista demócrata de Illinois, Luis Gutiérrez, uno de los legisladores que apoya la reforma.
Gutiérrez recibió mucho cariño y aplausos de la multitud al comunicar que ya es hora de que la comunidad inmigrante pare de ser culpada por el desempleo y problemas de la nación.
«Hemos mostrado la otra mejilla tantas veces que ya nuestra cabeza da vueltas», expresó Gutiérrez, desatando el estruendo de la multitud.
Uno de los grupos que marchó energéticamente desde Massachusetts, fue el Maya K’iche, una organización basada en New Bedford que lucha por dar a conocer los derechos y cultura de grupos indígenas.
«Hubo muchos mensaje positivos pero no podemos olvidar que tras de ellos también está la parte negativa», dijo Manuel Ruiz,