Por Marcela García
En Latinoamérica – una región plagada de pobreza, guerras civiles, líderes corruptos, y malos gobiernos – hay una sola cosa que une y emociona a sus habitantes hasta llegar a la obsesión: el fútbol. El clímax de esta pasión llega cada cuatro años durante el verano, cuando los mejores jugadores del mundo, provenientes de 32 países, compiten en la Copa Mundial de la FIFA.
Pero seis semanas antes de que inicie el primero de los 64 partidos del Mundial, niños y adultos se entregan a un pasatiempo tan tradicional ya en Latinoamérica que ha sobrevivido en esta era de Nintendo, DVDs, gratificación instantánea, y todo lo digital: la venerada práctica de llenar un álbum de colección con cromos autoadhesivos (o barajitas, estampitas, fi gurinas en portugués, stickers en inglés) de imágenes de todos los jugadores de los equipos participantes en la Copa.
La tradición que inició con el Mundial 1970 en México, por segunda vez llega a Boston, en donde los latinos, brasileños y hasta norteamericanos ya están listos para revivir este culto.
Para algunos, este pasatiempo representa la oportunidad de volver a vivir una experiencia de la niñez.
«No lo podía creer cuando vi el álbum aquí en Boston hace cuatro años», comenta Mario Ramírez, originario de Medellín, Colombia y residente de East Boston desde hace más de 10 años. Al ver el álbum, Ramírez se acordaba de cómo la vida se detiene en Colombia cuando se juega el Mundial: las oficinas cierran y nadie va a la escuela o al trabajo. «De niño compraba las barajitas con el dinero que me daban mis papás, y trataba siempre de completar primero que ninguno el equipo de Colombia».
El pasatiempo es tan simple que se vuelve adictivo fácilmente. La edición actual, el FIFA World Cup South Africa 2010 Offi cial Licensed Sticker Album, consiste de 640 estampillas y está a la venta aquí por $2, mientras que cada sobre con ocho barajitas tiene un costo de $1.
La colección es fabricada por el Grupo Panini, de Modena, Italia, empresa que distribuye el álbum y las barajitas a nivel mundial en más de 180 países, principalmente en Europa y Latinoamérica. Aquí en Massachusetts, el álbum está siendo distribuido por el empresario independiente Javier Marin en Brookline. En 2006, una empresa en la que Marín era socio, Hispanic News Press, Inc. (antigua propietaria de El Planeta, que ahora es publicado por el Phoenix Media/Communications Group), sirvió de distribuidora del álbum en el área.
«En el Mundial pasado, el álbum representó un buen negocio y solo lo promovimos en el mercado hispano», explica Marín. «Ahora lo promoveremos en el mercado brasileño y hasta en el anglo con distribución en Gillette Stadium».
Además, Marín indica, en esta ocasión se cuenta con la participación como proveedor del álbum a las tiendas de telefonía celular Metro PCS.
Según Marín, casi 50 tiendas de Metro PCS tendrán el álbum, incluyendo algunas en Brighton, Boston, Brockton, Brookline, Cambridge, Dedham, East Boston, Chelsea, Dorchester, Everett, Framingham, Fall River, Hyde Park, Jamaica Plain, Lawrence, Lynn, Stoughton, Revere, Roslindale, Roxbury, Somerville, Waltham y Watertown.
En total son aproximadamente 60 establecimientos de Massachusetts tendrán a la venta el álbum y los cromos.
Brazilian Soccer House, la tienda dedicada al soccer ubicada en East Boston, fue uno de los establecimientos que tuvieron el álbum a la venta en 2006. Eneias Cordeiro, fundador de la tienda hace 20 años y originario de Sao Paulo, Brasil, se mostraba emocionado el día que recibió el álbum en su tienda, al igual que su hijo Danilo, quien lo ayuda a administrar la tienda.
«La gente ya estaba preguntando si