Por Eduardo A. de Oliveira
En su primer partido de la Copa del Mundo FIFA 2010, el martes 15 de junio, la selección de Brasil apenas le ganó a la de Corea del Norte con un marcador de 2-1.
Pero los brasileños de Massachusetts festejaron como si hubiese sido una victoria aplastante. Bailaron y celebraron a lo largo de la Concord Street en Framingham. El Departamento de Policía de esa localidad estimó que los festejos atrajeron a una multitud de 900 fans del fútbol, todos vestidos en verde y amarillo, los colores de la bandera brasilera.
Líderes brasileros de la región calculan que cerca de 15,000 de sus connacionales viven en Framingham.
«Fue una demostración de felicidad, sin violencia», dijo la subteniente Patricia Grigas, vocera del Departamento de Policía de Framingham en un programa local de radio.
Después del juego, seis policías y algunos miembros del Departamento de Obras Públicas de Framingham trataron de acordonar a la multitud en las aceras. Pero los esfuerzos fueron en vano.
Algunos estudiantes brasileros de escuela secundaria -junto a algunos compañeros norteamericanos–ignoraron el sistema de contención y cruzaban Concord Street en medio del tráfico vehicular, en el cual también se podían observar algunas banderas brasileñas.
«Esto no puede terminar bien. Necesitamos organizar una celebración pacífica para demostrar que podemos respetar las leyes locales», dijo Sidney Pires, originario de Brasil y ciudadano norteamericano que no dejo que su propia hija se uniera al gentío.
Poco antes del juego del domingo pasado contra Costa de Marfil, algunos presentadores de radio urgieron a los fans a festejar pacíficamente en el área.
«Por favor, este no es su país. Vamos a apoyar a Brasil pero de una manera calmada, porque esta es la imagen de toda la comunidad la que está en juego. Vamos a ser campeones también en la celebración», dijo Leandro Luis, presentador de un programa de entrevistas en la radio matutina en WSRO 650 M.
Durante su participación en otro de los programas en portugués de la misma estación, la vocera del Departamento
de Policía de Framingham fue informada de que la bandera de Brasil tiene las palabras «orden y progreso».
«Eso es exactamente lo que queremos de nuestros residentes brasileños», dijo Grigas en vivo en «Conexão Brasil», un programa que se transmite cada miércoles y jueves por las tarde.
El domingo, la muchedumbre que se reunió de nuevo en la calle Concord era el triple que la anterior, todos motivados por la mucho más convincente demostración de poderío futbolístico que ofreció Brasil ante Costa de Marfil. La selección verdeamarela ganó 3-0.
Ni siquiera una breve tormenta de lluvias, o la expulsión en ese partido de Kaka, el jugador brasileño más creativo y uno de los más queridos, desanimaron a la multitud al celebrar.
«Â¿Así es en Brasil también?», preguntó Ethan Mascoop, el Director de Salud Pública de Framingham. «Wow. El nivel de felicidad y alegría es impresionante», añadió.
De hecho, cada cuatro años durante la Copa del Mundo, las calles de Brasil se cubren de verde y amarillo, e incluso los faros en las calles son decorados con banderas y el orgullo nacional. Incluso, algunos vecindarios compiten por instalar las mejores decoraciones mundialistas.
«Aquí la gente no entiende lo importante que es el fútbol para nosotros», dijo Marcio Souza, un carpintero que portaba una camiseta oficial de Nike con su propio nombre en la parte de atrás.
«Somos los mejores del mundo en un solo deporte. Esa es razón suficiente para celebrar», dijo Souza.
Ahí mismo en Framingham, la líder comunitaria local Vera Dias aprovechó la masa de gente que estaba a su alcance para promover el regist