Por Nicolás Torres Pardo
El nombre de Elkin Echeverri no aparece por ningún lado al lado del timbre de su casa. En su lugar, aparecen tres apellidos extraños que no sugieren ningún tipo de relación con su familia.
A pesar de ser algo temporal –como explicaría Elkin después, se acaba de mudar– podría ser un hecho fácilmente comparado con la privacidad con que el escritor colombiano se identifica.
Elkin Echeverri tiene 42 años. Hace 9 vive en los Estados Unidos. Ha publicado varios libros, escribe poesía, cuento y novela. En 2007 fue galardonado por la editorial que actualmente lo publica, Cambridge BrickHouse, como el autor del mejor libro del año, y en 2009 fue reconocido como Colombiano Destacado en Nueva Inglaterra por el Consulado de Colombia en Boston. Nació en Medellín, una de las ciudades más importantes de Colombia.
Antes de encontrar un lugar de residencia fija en Nueva Inglaterra, vivió en Italia, a donde llegaría, como él dice, ‘por amor al arte’. Con un diploma de administrador de empresas, pero con la vocación de un artista, pasaría años tratando de encontrar un equilibrio entre las pasiones que, desde pequeño, han regido su vida y la necesidad de una estabilidad económica, siempre esquiva en su juventud.
«Yo cambié Colombia por Italia por necesidad. No estaba haciendo lo que yo quería», cuenta el autor en entrevista con El Planeta. «Yo tengo dos carreras a mi espalda, yo soy administrador de empresas y soy actor. Muchas veces me llamaban amigos, profesores: ‘Elkin, necesitamos hacer un montaje de teatro’ Yo iba y hacía el montaje. Pero llega un punto donde vos no podes vivir. Yo me entrego a eso en cuerpo y alma, pero después, ¿qué? ¿Cómo voy a mercar?» En Italia, un hermano suyo le ayudaría a conseguir un trabajo en una fábrica de zapatos, con lo que lograría sostenerse mientras buscaba oportunidades donde pudiera explotar su amor por la danza y el teatro. La variedad de dialectos con que los extranjeros deben lidiar en Italia fue un problema que Elkin, con algo de tiempo, y con la ventaja de haber estudiado en un colegio donde aprendió italiano desde los primero años, logró sortear.
Después de algunas semanas, encontró un espacio para desfogar su lado artístico, en talleres de expresión corporal. Aunque en Europa no estaría más de dos años, el período que pasó allá fue, para Elkin, uno en que decidiría que el arte sería su oficio de tiempo completo.
Echeverri recalca que las fuerzas que lo impulsan en su vida se relacionan con la energía y la intuición. El siguiente paso que Elkin daría, después de los meses en Italia, estaría, sin embargo, también marcado por el amor.
«Por culpa de ella fue que me quedé», dice, refiriéndose a su entonces prometida, ahora esposa y madre de su única hija. Por ella vino a Estados Unidos hace ya casi una década.
Desde entonces reparte su tiempo entre su trabajo en Dalí, un restaurante de comida española ubicado en Somerville, la escritura, y espacios de docencia en algunas escuelas de distintos sectores de Boston.
Y en Nueva Inglaterra, él asevera, su amor por la literatura daría más frutos que antes, gracias a que se encontró con «un Elkin más maduro literariamente».
«Cuando toqué puertas en Medellín esperaba, tal vez, que la gente aplaudiera mi trabajo y publicara mis obras, de pronto, sin el esfuerzo, o trabajo, o el profesionalismo necesario. Lo que yo encontré aquí fue una oportunidad para expresarme. Estados Unidos no es el país de las oportunidades; las oportunidades te las das vos», explica.
En Estados Unidos, Elkin se concentró en la escritura. Ha publicado tres obras desde que llegó de Italia. «Utópicas Realidades&rd