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El mundo político estadounidense recordaba el miércoles a Ted Kennedy, legendario legislador y último hermano sobreviviente de la dinastía política que más influyó en la historia reciente del país. El senador Kennedy era el guerrero vociferante, el líder liberal irredimible, el maestro táctico de los acuerdos legislativos.

También tenía sus debilidades y se vio acosado por la tragedia, aunque siempre impuso su encanto personal y su bonhomía de sangre irlandesa.

Kennedy, senador por Massachusetts, murió el martes víctima de un cáncer cerebral en su casa en Cape Cod. Tenía 77 años. Kennedy fue un intenso activista a favor de causas liberales — como el mayor acceso a los sistemas de salud, la lucha contra la pobreza y los derechos de los inmigrantes y de las minorías — durante sus más de 50 años en el cuerpo legislativo de Washington. Era hermano de John F. Kennedy, el presidente norteamericano asesinado en Dallas en 1963, y de Robert Kennedy, quien fue secretario de Justicia y quien también perdió la vida ante las balas, en 1968. En casi medio siglo en el Senado, Kennedy conoció a 10 presidentes y acumuló una lista impresionante de logros legislativos en materia de salud, derechos civiles, educación, inmigración y otras áreas. Kennedy fue mencionado frecuentemente como potencial candidato presidencial. Pero dejó de lado toda aspiración a la Casa Blanca después de un fallido intento en las primarias de 1980, y nunca volvió a intentar seguir los pasos de sus hermanos John y Robert.

Al cerrar esa campaña, trazó el sendero de su futuro político en un discurso que muchos consideran su mensaje más significativo.

«Para mí, hace algunas horas, esta campaña tocó a su fin», dijo en ese entonces. «Para todos aquellos cuyo bienestar ha sido nuestra preocupación, el trabajo continúa, la causa perdura, la esperanza sigue viva y el sueño jamás morirá».

Aunque sus posiciones irreductibles de centroizquierda lo hicieron un candidato presidencial menos probable en una nación que se volcaba al centro del espectro político, sus aspiraciones iniciales a la Casa Blanca se vieron impedidas más por escándalos personales. Uno de los más resonantes fue su trágico accidente automovilístico en 1969, en un puente de Chappaquiddick, Massachusetts, que cobró la vida de Mary Jo Kopechne, de 28 años, una colaboradora de la campaña presidencial de su hermano Robert que lo acompañaba.

Sumamente popular entre los demócratas, Kennedy generalmente ganaba la reelección por amplio margen. «Ha desempeñado un papel en toda la legislación social que pasó por el Senado: todo lo que ha afectado a los ciudadanos comunes», dijo su hermana, la ex embajadora Jean Kennedy Smith.

LAMENTABLE PÉRDIDA PARA LOS LATINOS

Asociaciones estadounidenses locales y nacionales, defensoras de la reforma migratoria lamentaron la muerte del senador Kennedy, uno de los aliados en el Congreso norteamericano de las políticas que tratan de impulsar este mismo año. Con la muerte de Kennedy, los inmigrantes pierden a su «más sincero y acérrimo defensor» en el Congreso estadounidense, afirmó Maribel Hastings, asesora de la organización norteamericana America’s Voice, que promueve una reforma migratoria en el país. En el mismo sentido se expresó el director de la organización Foro Nacional de Inmigración, Ali Noorani, quien destacó el «profundo compromiso del senador Kennedy con los inmigrantes y con arreglar las leyes de inmigración de Estados Unidos».

«El bisnieto de ocho inmigrantes, el hermano de dos de los líderes norteamericanos más visionarios en la lucha por un sistema justo de inmigración, el senador Kennedy fue el arquitecto de la lucha moderna para honrar la herencia estadounid

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