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El zurdo Julio Urías cerró de gran manera su mejor temporada en la MLB. Por fin estuvo en la rotación de los Dodgers a tiempo completo. Superó casi todas sus marcas personales y alcanzó el emblemático registro de 20 victorias.

Quizás no vaya a ganar el premio Cy Young. Quién sabe. La competencia es fiera. Pero su cosecha es tan buena, que definitivamente le pone junto al gran Fernando Valenzuela.

Valenzuela, Esteban Loaiza y Teodoro Higueras eran los únicos mexicanos con una campaña de 20 ganados en el Big Show. Pero el zurdito de Navojoa, el inspirador de la «Fernandomanía», fue mucho más que eso.

Es el mejor lanzador en la historia del beisbol en su país. Emblema del deporte azteca. Un mito de los años 80 en la ciudad de Los Ángeles. Y puede que, en cierto modo, Urías, haya conseguido una justa mejor… que la mejor de las que logró el legendario lanzador.

Sí, aunque suene como una herejía beisbolera, especialmente para los fieles seguidores de Valenzuela.

Tomemos como ejemplo la temporada de 21 triunfos del mítico siniestro.

Valenzuela tuvo 21-11 en 1986, con 20 juegos completos en 34 aperturas. Fue una monstruosidad, porque recorrió 269 innings y un tercio. Sobran las razones para creer que Tom La Sorda aceleró su declive físico al emplearle tan largo en cada compromiso.

Eran otros tiempos, claro, pero La Sorda exprimió a su as mientras éste tuvo plena salud. Durante 6 justas seguidas promedió más de 1.100 bateadores enfrentados. En contraste, Urías enfrentó esta vez a 745, aunque hizo 32 aperturas.

La durabilidad de Valenzuela en aquellos tiempos es incomparable. Ni siquiera Max Scherzer o Gerrit Cole pueden igualarle ahora. Pero claro, en el siglo 21 se le pide a los monticulistas que no guarden energías para el último tercio, se les pide que lancen fuego desde la primera entrada, porque un bullpen con más tiradores de fuego aguarda a partir del sexto o el séptimo tramo.

Urías recorrió 185.1 pasajes, con marca de 20-3 y ningún duelo completo. Salvo el récord, que se ve mejor, pero depende también de sus compañeros, está por detrás de su antecesor y mentor.

Pero otras estadísticas tratan mejor al joven nacido hace 25 años.

Urías cerró con 2.96 de efectividad y 1.02 de WHIP, con una media de 9,5 ponches, 1,8 bases por bolas y 0,9 jonrones por cada 9 innings.

Valenzuela tuvo en 1986 una efectividad de 3.14 con 1.15 de WHIP, más una media de 8,1 fusilados, 2,8 pasaportes y 0,6 cuadrangulares por cada 9 actos.

La efectividad ajustada enseña mayores diferencias todavía. Es un cálculo que Baseball Reference hace al comparar el promedio de un pitcher con lo hecho por otros serpentineros en aquellos estadios donde cada quien lanzó.

Urías, en ese apecto, fue 38 por ciento superior a sus colegas en 2021. Valenzuela fue 10 por ciento mejor ante los suyos en 1986. Aunque el WAR, al menos en la cuenta de Baseball Reference, nivela un poco las cargas. El veterano logró 5.4, la mejor cosecha de su carrera, contra 4.4 de su heredero hoy.

Valenzuela tuvo otros torneos notables, como el de 1985, cuando su efectividad ajustada fue 41 por ciento mejor que la liga, aunque con menos ponches y más pasaportes por inning que en el torneo siguiente.

No importa. La prueba esta vez consiste en comparar las zafras de ambos en sus campañas con 20 victorias. Y el resultado no puede ser más emocionante, dado que el nuevo as de los Dodgers es tan joven.

Valenzuela no pierde una pizca de grandeza. Su esfuerzo al completar tantos juegos y sumar tantos capítulos con dominio sigue grabado a fuego en la memoria de los aficionados que entonces le aplaudimos.

Pero Urías puede pararse a su lado sin desmerecer, incluso con algunos registros superiores. Y eso nos siembra el entusiasmo de querer ver ahora si será capaz de hacer también lo que el gran «Fernandito» hizo en el largo plazo.

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