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People stock up on food and water for Hurricane Dorian's arrival in a supermarket in Miami Beach, Florida, USA, 30 August 2019. Hurricane Dorian continues to strengthen and reached category 3 on the Saffir-Simpson scale, over a maximum of 5, with maximum sustained winds of 115 miles per hour (185 km / h) on its slow road to Florida, the National Center reported of Hurricanes (NHC). In its 2 pm bulletin, the NHC said Dorian is about 445 miles (715 km) east of the northern islands of the Bahamas Archipelago and about 625 miles (1,005 km) east of Palm Beach, in South Florida. EFE/ Giorgio Viera
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El impacto de la pandemia del COVID-19 no solo se sintió en el plano sanitario. La economía mundial sufrió los estragos de un brote que aún tiene incidencia a pesar de que avanzan los planes de vacunación.

Estados Unidos no es la excepción. El gigante mundial comanda las estadísticas de casos y muertes por complicaciones vinculadas al virus; sin embargo, más del 50% de los habitantes del país han recibido al menos una dosis de la vacuna, según datos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, cifra que brinda esperanza al retorno a la normalidad.

El sector comercial es uno de los que más adolece esa reactivación total. Un mercado abierto obliga a mayores ofertas que cubran la demanda de un país conformado por más de 328 millones de personas. Por lo pronto, la reapertura gradual busca aplacar un duro aumento en los Índices al Precio del Consumidor calculado en 4.2% entre abril de 2020 y el mismo mes este año, informó el Departamento de Estadísticas Laborales.

La cifra despertó la preocupación de una sociedad que vivió un alza marcada en la tasa de desempleo y que debió sostenerse, en parte, por el apoyo de los estímulos económicos de los gobiernos de Donald Trump y Joe Biden.

Aunque los números del Departamento de Estadísticas Laborales son los más altos desde el año 2008, la situación no es tan grave como parece. Así lo confirmó en entrevista exclusiva con El Tiempo Latino Joseph Leitmann-Santa Cruz, economista, CEO y Director Ejecutivo de CAAB. El experto no calificó como una crisis la inflación generada desde el arribo de la pandemia a territorio estadounidense.

«Faltaría mucho, afortunadamente, para pensar de esa forma», dijo. «De la manera en que los economistas se refieren a esto es como un calentamiento leve de la economía y dado lo que vimos durante los últimos meses en pandemia, ha habido incrementos en algunos aspectos, pero también bajones».

Uno de los puntos que más llamó la atención fue el de los alimentos: el informe del Departamento detalló un aumento interanual de 2.4% y 0.4% respecto a marzo de este año. Pero para Leitmann-Santa Cruz no es un hecho que deba generar pánico: «tradicionalmente el porcentaje de los alimentos respecto a toda la inflación no juega un papel crucial».

El término para este tipo de casos es «inflación subyacente».

Bruno Cavalier, economista jefe de Oddo BHF, explicó el hecho en un artículo de opinión para el portal Consenso del Mercado. «La evidencia histórica ha demostrado que estos dos precios (los alimentos y los servicios básicos) pueden mostrar fuertes desviaciones durante varios meses o trimestres, pero luego vuelven a la tendencia general. Crean ruido y, al hacerlo, desvirtúan la señal», manifestó.

«Algunos precios son más volátiles que otros. Si se establece que sus variaciones no afectan a otros componentes del Índice de Precios al Consumidor, está justificado no tenerlos en cuenta. Así nos hemos acostumbrado a calcular una inflación subyacente que excluye arbitrariamente los precios de la energía y los alimentos»; no obstante, explicó que «en la situación actual, los precios de la energía están contribuyendo al repunte de la inflación» por la caída de los precios del petróleo en 2020.

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El impacto social de la inflación

Aunque se reste importancia al alza de los precios de los alimentos, la situación no deja de ser preocupante, especialmente cuando se apunta a los sectores sociales más vulnerables.

«Cuando nos enfocamos en el segmento social de escasos recursos, cualquier incremento tiene impacto directo en el bolsillo de estos. Pero la Casa Blanca ha estado monitoreando esta situación y lo seguirá haciendo», sostuvo Leitmann-Santa Cruz, quien fue optimista y añadió que el fenómeno debería cesar en los siguientes meses conforme siga el alto ritmo de vacunación y la economía brinde indicios de crecimiento. «La pandemia ha tenido efecto negativo en las familias, por lo tanto cualquier cambio de precios no debería ser visto como algo permanente o que continuará sucediendo».

En el caso de las acciones desde la Casa Blanca, Cavalier señaló que la administración Biden «está generando demasiados estímulos para activar la demanda de los consumidores mientras se frena la oferta»; no obstante, aseguró que «estamos en pleno proceso de sobreajuste de los precios, un fenómeno bastante común en una recuperación económica».

Comparación regional de la inflación

Lo que en Estados Unidos puede ser un tema de debate, en varios países de Latinoamérica es un caso común. La inflación aplasta los bolsillos de sus habitantes con frecuencia y no la luz al final del túnel parece estar bastante lejos.

Venezuela, por ejemplo, vive los estragos del régimen de Nicolás Maduro a plenitud con un alza del índice de precios al consumidor valorado en 2 mil 940% entre abril de 2020 y el mismo mes este año, alimentando la hiperinflación que la nación hizo oficial hace ya más de dos años.

México (6.1%) y Brasil (4.5%) también figuraron en la lista con países con una mayor inflación interanual en comparación con Estados Unidos.

Pero otros casos encontraron mejores resultados: Perú (1.6%), Colombia (2%), El Salvador (2.8%) y Chile (3.3%) presentaron números alentadores; sin embargo, ninguno se compara con Ecuador, que marcó una tendencia a la baja lo suficientemente favorable para cerrar el informe interanual con -1.5%.

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INGRESOS. Pese a la ayuda federal, distintos rubros han sufrido aumentos de precios/EFE

¿Recuperación cercana?

El efecto es poco común en territorio estadounidense, por lo que sus habitantes se preguntan cuándo quedará atrás la situación y los números comenzarán a bajar. Para Leitmann-Santa Cruz el panorama es claro y apunta a la segunda mitad del calendario, algo similar a lo que aspira el gobierno de Biden.

«Para mí, durante los dos últimos trimestres del año la economía estadounidense debería regresar a un nivel promedio de inflación y al mismo tiempo, dadas las grandes inversiones que se llevan a cabo por el gobierno federal, se espera un crecimiento económico como no ha sido visto en Estados Unidos en las últimas cinco décadas», indicó.

A finales del mes de mayo, la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, se atrevió a dar su perspectiva sobre el mismo tema: “Mi juicio en este momento es que la inflación que hemos visto recientemente será temporal, no es algo endémico; sin embargo, espero que dure varios meses más, por lo que podríamos ver altas tasas anuales de inflación hasta fines de este año”.

Desde la Reserva Federal, los expertos piensan que el país podría transitar por un promedio inflacionario del 2%. Así lo confirmó en agosto del año pasado su presidente, Jerome Powell, quien aseguró que la economía nacional seguiría siendo «sólida» pese a los estragos del COVID-19.

«A muchos les resultará contradictorio que la Fed quiera impulsar la inflación», reconoció durante un simposio en Wyoming; no obstante, aclaró que «se puede mantener un mercado laboral sólido sin provocar un brote de inflación».

Sector que busca ayuda

Aunque se estima una rápida recuperación de la economía estadounidense y una baja en el índice de precios al consumidor, el impacto de la pandemia en las finanzas de la nación deja distintas lecciones que deben ser aplicadas para evitar tropiezos en el futuro, especialmente para las clases sociales más bajas del país.

Leitmann-Santa Cruz compartió tres puntos que considera clave para estar prevenidos.

Primero: controlar lo que podemos controlar. «Uno no puede alterar los precios que nos van a cobrar, pero sí qué y cuándo consumir lo que necesitamos en lugar de lo que queremos. Entonces tenemos que enfocarnos en nuestras necesidades elementales en beneficio de nuestra familia, como la vivienda, salud, educación, comida, transporte, entre otros. Dentro de esos rubros hay forma de minimizar gastos», dijo.

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MEDIDAS. Joe Biden apunta a un alto presupuesto fiscal que ayude a fortalecer la economía/EFE

Segundo: relación financiera. A su juicio, «uno debe, de manera proactiva, comunicarse con las entidades financieras con las que se tenga relación para ver qué tipo de negociación y flexibilidad existe para minimizar los pagos mínimos mensuales (de hipoteca, tarjetas de crédito, préstamos, etc.), así como bajar los intereses. Las empresas no lo estarán contactando. En los últimos 15 meses hemos visto cómo las personas han tenido éxito en esto».

El especialista cerró con un tercer punto vinculado a aprender y prepararse. «Durante una situación como esta, es el mejor momento para empezar a enfocarse en cómo se puede estar bien posicionado para futuras crisis económicas. Cuando se vive en pobreza o cerca de ella, siempre existirá una siguiente crisis, por lo tanto se recomienda crear un fondo para emergencias», concluyó.

Medidas desde la Casa Blanca

El más reciente movimiento del presidente Biden en materia económica despertó un sinfín de debates. El viernes 25 de mayo, el demócrata presentó al Congreso un presupuesto de gasto público valorado en $6 billones. Esto sucede mientras aún se discute su plan de infraestructura.

El hecho es más que llamativo, pues su impacto en la inflación no se haría esperar.

Además del crecimiento en el índice de precios al consumidor, la inflación subyacente se ubicó en 3.1%, algo no visto desde el año 1992. Pero desde el gobierno de Biden se estima que el fenómeno será solamente transitorio y en su lugar la reactivación terminará imponiéndose para fortalecer la economía.

Entretanto, demócratas y republicanos buscan un punto medio que les permita sacar adelante las propuestas del presidente. Los cambios en sus reformas se harán presente, pero a pesar de las formas, el fondo seguirá siendo el mismo: ayudar a reconstruir la economía del gigante mundial.

CONFIANZA. Janet Yellen, secretaria del Tesoro, aseguró que la inflación será temporal/EFE

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