Si caminas por el Boston Common, el parque público más antiguo de Estados Unidos, podrías imaginar los ecos del pasado. Durante siglos, visitantes han reportado extraños sonidos: Cadenas golpeando, sollozos que parecen surgir del suelo y la sombra de una mujer vestida con ropa colonial, llorando.
Algunos dicen que podría ser el fantasma de Mary Dyer, una mujer cuya fe y valentía la convirtieron en un símbolo de la libertad religiosa.
Quién era Mary Dyer
Mary Dyer llegó a Massachusetts en 1635 junto a su esposo William. Los Dyer eran puritanos, un grupo de protestantes ingleses que buscaban "purificar" la Iglesia de Inglaterra de prácticas cercanas al catolicismo. Los puritanos establecieron la colonia con reglas estrictas: La comunidad debía seguir normas religiosas y morales muy rígidas, y las mujeres tenían un papel limitado en la sociedad y la iglesia.
Mary se hizo amiga de Anne Hutchinson, una mujer que defendía la libertad religiosa y el derecho de las mujeres a participar en debates bíblicos, algo prohibido por los puritanos. Cuando Hutchinson fue desterrada, Mary la acompañó, mostrando su valentía y compromiso con la justicia.
El choque con los cuáqueros
Tras pasar varios años fuera de Boston, Mary se convirtió al cuáquerismo en Inglaterra. Los cuáqueros son un grupo religioso que cree que todos, hombres y mujeres, pueden tener una conexión directa con Dios sin intermediarios. Promueven la igualdad y la no violencia. Cuando Mary regresó a Boston en 1657, comenzó a predicar sus creencias, lo que la puso en conflicto directo con las leyes puritanas de la colonia.
El gobierno puritano, liderado por el gobernador John Endecott, había aprobado leyes duras contra los cuáqueros: Los hombres podían ser azotados o encarcelados, y las mujeres enfrentaban castigos similares. Mary fue arrestada varias veces, pero siempre regresaba, defendiendo la libertad religiosa de su comunidad.
El sacrificio de Mary Dyer
En 1660, Mary Dyer fue condenada a muerte por su fe. Fue llevada al Boston Neck, un estrecho corredor de tierra que conectaba la península de Boston con el continente, donde se realizaban las ejecuciones públicas. A pesar del indulto que le ofrecieron, ella se negó a aceptar la clemencia, manteniéndose firme en sus principios. Mary fue ahorcada el 1 de junio de 1660, convirtiéndose en mártir de la libertad religiosa.
Su legado no solo habla de su valentía individual, sino de su compromiso con la justicia y la igualdad, especialmente en un tiempo donde la sociedad puritana restringía severamente los derechos de las mujeres y cualquier expresión religiosa fuera del dogma oficial.
Mary Dyer hoy
Hoy, la estatua de Mary Dyer se encuentra en la esquina noreste del Boston Common, en Beacon y Bowdoin.
Aunque los registros históricos muestran que no fue ejecutada en el Common, la estatua actúa como un recordatorio de su sacrificio y su lucha por la fe y la igualdad.