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Tus likes no son tan libres: USCIS te vigila

Foto: EFE

Estados Unidos está mirando más allá de los formularios migratorios: ahora también mira tus redes. El gobierno empezó a revisar los perfiles sociales de quienes solicitan beneficios migratorios, en busca de señales de actividad antiamericana.

Según el Servicio de Ciudadanía e Inmigración, se trata de proteger al país de quienes promuevan violencia o extremismo, pero esta vigilancia digital se puede convertir en un filtro ideológico disfrazado de seguridad. En tiempos donde un tuit puede levantar alertas, el patriotismo parece tener su propio algoritmo, y no necesariamente el más justo.

EL ANTIAMERICANISMO COMO EXCUSA

El director de USCIS, Joseph Edlow, confirmó que los oficiales están revisando redes sociales para detectar “conductas o ideas antiamericanas” como parte del proceso migratorio.

La política instruye a los funcionarios a considerar este tipo de contenido como un factor negativo abrumador en solicitudes de residencia o ciudadanía. Aunque Edlow dice que no se castigará el discurso protegido por la Constitución, el margen de interpretación es amplio: ¿crítica política o amenaza a la seguridad? Esa ambigüedad preocupa a abogados y defensores de inmigrantes, que ven en esto una forma de castigar la disidencia.

  • Más vigilancia, más agentes, menos confianza. Bajo el nuevo enfoque, USCIS pasó de ser una agencia administrativa a una con un toque de investigación. Retomó prácticas como las neighborhood checks (visitas a vecinos y compañeros de trabajo de los solicitantes) y anunció la creación de un cuerpo de agentes armados. El mensaje: el gobierno no solo quiere saber si cumples los requisitos legales, también cómo piensas y con quién hablas. Edlow asegura que no busca ser el DMV del gobierno, pero la comparación con un mini-FBI no está tan lejos.
  • Ya las políticas están cambiando. Desde que Trump asumió su segundo mandato, el proceso para obtener la ciudadanía ha sido modificado varias veces. Han añadido más preguntas al examen de educación cívica, que es usado para interrogar a los solicitantes sobre la política y la historia de Estados Unidos. También se ha ampliado las consultas sobre si los solicitantes de la ciudadanía tienen “un buen carácter moral”.
  • Te afecta (aunque no estés pidiendo una green card). Este tipo de políticas amplían el margen de vigilancia digital para cualquier persona con vínculos migratorios. Si estudias, trabajas o tienes familia fuera, tus publicaciones pueden ser revisadas o malinterpretadas por algoritmos o funcionarios. Además, sienta un precedente sobre hasta dónde puede llegar el gobierno en el monitoreo del discurso público: hoy son los inmigrantes, mañana podría ser cualquier grupo “bajo evaluación”.
  • Un efecto más silencioso: la autocensura. Aunque el gobierno insiste en que solo busca “extremismo violento”, el impacto real podría ser psicológico. Muchos inmigrantes comienzan a moderar lo que publican, evitando hablar de política, religión o temas sensibles por miedo a ser malinterpretados. Esa autocensura erosiona algo más que la confianza: cambia la forma en que comunidades enteras se expresan, debaten o participan públicamente. Y ahí hay algo que nos debe preocupar.

YA ESTÁ PASANDO

Hace unos días, el Departamento de Estado confirmó que revocó seis visas a personas extranjeras que comentaron sobre el asesinato del activista conservador Charlie Kirk. Y dejaron entrever que esto podría seguir pasando. Y si te preguntas que puede considerarse “antiamericano”, el director de USCIS dejó una pista “lo que hemos visto que los campus universitarios han permitido en los últimos años”.

La vigilancia en las redes sociales de inmigrantes es una señal del rumbo que toma la política migratoria: más control, menos confianza. Bajo la bandera de la seguridad, el gobierno está redefiniendo lo que significa ser apto para entrar o quedarse en el país. Aquí no importa tanto qué es lo que buscan, sino quién decide qué es “antiamericano”. El riesgo no es que te lean, sino que te malinterpreten.

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