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Tomasa Pujol, dueña de Golden Builder Construction, se está preparando para instalar letreros comerciales en Lynn, Massachusetts, pero ya enfrenta desafíos, especialmente por el aumento en el precio del aluminio.
"Nuestro proveedor nos envió una carta diciendo que los precios van a subir", contó a The Latino Newsletter.
A veces tienen que rediseñar los proyectos para mantenerse dentro del presupuesto, pero cambiar de materiales puede afectar la calidad o incluso aumentar los costos.

Para una empresa pequeña como la de Tomasa Pujol, el aumento de costos impulsado por los aranceles del 50% que el expresidente Trump impuso a todas las importaciones de acero y aluminio, ha hecho que planificar sea casi imposible.
Zacarías Sarita, fundador de Sarita Enterprises Inc., cuenta que los aranceles y el aumento en el precio de los materiales han transformado su negocio de plomería. “Instalamos sistemas que combinan agua caliente y calefacción, y esos sistemas ahora cuestan mucho más debido a los materiales que usamos”, explicó. Un trabajo que antes costaba $8,000 ahora puede alcanzar hasta $14,000, debido al alto precio de metales como el cobre y el latón.
A medida que suben los precios, cae la demanda. “La gente espera, a veces hasta que el sistema se les dañe, porque simplemente no pueden pagar la reparación”, dijo Sarita.
Los aranceles preocupan a los pequeños negocios
“Los pequeños negocios con una misión social son los más afectados, porque deben operar con más precaución. No tienen el mismo acceso al capital que las grandes empresas”, señaló Keyur Patel, administrador de portafolio en Boston Impact Initiative. A diferencia de las grandes compañías, explicó que los pequeños negocios no pueden absorber aumentos repentinos ni cambiar fácilmente de proveedor cuando suben los precios. Patel también advirtió que los aranceles generan incertidumbre, lo que dificulta planear o crecer.
Eneida Román, presidenta y directora ejecutiva de We Are ALX, resaltó que los aranceles no solo impactan la industria de la construcción, sino que también están presionando a los pequeños negocios y trabajadores latinos en general.
Los altos costos están obligando a muchos emprendedores del estado a ser creativos. En Lawrence, una ciudad con mayoría latina, Daniel Marra, fundador de Fieldstone Embroidery, cuenta que los negocios locales siguen invirtiendo en productos personalizados con su marca, a pesar del aumento de precios.
“Los pequeños negocios en Lawrence dependen de nosotros para pedidos accesibles y flexibles”, dijo Marra. “Cuando un restaurante ve que otro tiene delantales personalizados, de inmediato preguntan quién los hizo, y así va creciendo nuestro negocio”.
Esa red de referencias demuestra la fuerza del emprendimiento latino en Lawrence, la 12.ª ciudad más grande de Massachusetts. “Somos el lugar de confianza para muchos negocios latinos”, agregó Marra. Fieldstone Embroidery también colabora con organizaciones sin fines de lucro mediante donaciones, reflejando su compromiso comunitario.
Según el informe ¡Vamos Massachusetts!, publicado en abril con el apoyo directo de We Are ALX, hay cerca de 60,000 negocios latinos en todo el estado, donde los latinos representan ya el 13.5 % de la población. Sin embargo, muchos operan con presupuestos limitados y con escaso acceso a financiamiento, lo que dificulta enfrentar los aumentos de costos, contratar personal adicional y seguir creciendo.
En la última década, según el informe, los emprendedores latinos han contribuido con 30 mil millones de dólares (o el 26 %) del crecimiento económico de Massachusetts. Sin embargo, barreras adicionales como el aumento de los aranceles amenazan con frenar este importante progreso.
Ganadores y perdedores
Mientras que algunos sectores ven los cambios en la política comercial como una oportunidad para la recuperación, otros advierten sobre efectos en cadena que podrían perjudicar a las pequeñas empresas y a los consumidores en general. Líderes sindicales de la industria automotriz creen que los nuevos aranceles a vehículos importados podrían ayudar a traer empleos de manufactura de regreso a EE. UU., pero en otras industrias temen que eso signifique precios más altos para bienes esenciales.
Sin embargo, si fracasan las negociaciones comerciales entre Estados Unidos y Canadá, nuevos aranceles podrían aumentar los precios de productos básicos como frijoles enlatados y piña a partir del 21 de julio, según el Wall Street Journal.
Para Peka, un popular restaurante latinoamericano en el barrio Brighton de Boston, incluso pequeños aumentos en los precios suman, dije su dueña, Katiuska Valiente.
“Las grandes cadenas pueden absorber los costos, pero para nosotros, un aumento de 10 centavos por unidad puede significar ganancia o pérdida”, comentó.
Peka se está adaptando diversificando proveedores, buscando insumos locales, ajustando recetas y asociándose con otros pequeños restaurantes para comprar al por mayor.
Valiente, de origen venezolano, dice que los gobiernos locales y federales deberían escuchar a los dueños de pequeños negocios antes de tomar decisiones. Sugiere que incentivos fiscales temporales, líneas de crédito con bajos intereses, programas de compras colectivas o subsidios para importar ingredientes esenciales ayudarían a negocios como el suyo a adaptarse a los cambios en los aranceles.
Es poco probable que estas ideas se materialicen a nivel federal, ya que un Congreso controlado por republicanos sigue impulsando políticas de la segunda Administración de Trump. El senador Ed Markey (D-MA), el líder demócrata del Senado Chuck Schumer (D-NY) y la senadora Mazie Hirono (D-HI) presentaron la Ley de Liberación para Pequeñas Empresas en respuesta a los aranceles.
Para muchos pequeños negocios latinos, cualquier solución a corto plazo tendrá que ser local.
“Las pequeñas empresas necesitan estabilidad. Un poco más de predictibilidad en las políticas ayudaría mucho", dijo Patel.