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En todo el país, y también aquí en Massachusetts, la equidad en salud está siendo atacada por el gobierno federal, que ha recortado fondos para investigación médica y limitado la elegibilidad para Medicaid, al tiempo que promueve, de manera irónica, el lema “Hagamos América Saludable de Nuevo”.
En este contexto, algunos líderes y organizaciones sienten la presión de retroceder, mantenerse en silencio o simplemente esperar tiempos mejores. Pero ahora no es momento de abandonar nuestros valores.
Las comunidades más afectadas por la inequidad en salud no tienen el lujo de esperar a que cambie el clima político. Aunque el apoyo público a esta causa haya disminuido, las desigualdades siguen ahí.
Las cifras lo confirman: en Massachusetts, las madres afroamericanas siguen teniendo el doble de probabilidades de morir por causas relacionadas con el embarazo que las madres blancas. Los niños latinos en Lawrence y Springfield enfrentan tasas desproporcionadas de enfermedades prevenibles como el asma y la diabetes. Y en Boston, personas que viven a solo dos millas de distancia —en Roxbury y Back Bay— tienen una diferencia de hasta 23 años en esperanza de vida.
Esto no es casualidad. Se trata del resultado de siglos de barreras estructurales, sesgos raciales y desigualdades en la atención médica, que han dejado a familias negras y latinas más pobres y con peor salud, y a personas con discapacidades luchando por acceder a un cuidado adecuado.
Como dijo Martin Luther King Jr.: "La verdadera medida de un hombre no es cómo se comporta en momentos de comodidad y conveniencia, sino cómo se mantiene firme en tiempos de desafío y controversia".
Apoyar la equidad en salud no es solo una cuestión moral, sino una necesidad económica. Cuando algunas comunidades tienen malos resultados en salud, todo el sistema sufre. La enfermedad tiene un alto costo para todos: suben los gastos médicos, baja la productividad laboral y se deteriora la salud y la economía familiar.
Según un informe de Blue Cross Blue Shield de Massachusetts Foundation, el costo económico de las inequidades raciales en salud en el estado es de $5,900 millones al año, y podría llegar a $11,000 millones en 2050 si no se actúa. Esta carga la asumen los contribuyentes, las empresas y el propio sistema de salud.
“El Commonwealth debe fijarse metas ambiciosas para avanzar con rapidez hacia la justicia racial… y asegurar que cada residente del estado tenga las mismas oportunidades de llevar una vida saludable”, urgió la entonces Fiscal General Maura Healey en un informe clave posterior a la pandemia.
Ese tipo de defensa ayudó a impulsar la aprobación, en 2024, de una histórica ley de salud materna en Massachusetts, que amplía el acceso a partería y servicios de salud mental para madres.
Si hay un estado capaz de liderar nuevamente en esta causa, es Massachusetts. Hace casi 20 años, cuando el resto del país luchaba contra el aumento de los costos y las negativas por condiciones preexistentes, Massachusetts lideró la reforma hacia una cobertura de salud universal.
En 2006, líderes de todos los sectores y partidos políticos se unieron para comprometerse con el acceso pleno y equitativo al seguro médico.
Hoy, tras el impacto del COVID-19, más de 85 líderes de salud —todos ellos personas de color— formaron el Health Equity Compact, que reúne a ejecutivos de hospitales, centros comunitarios, aseguradoras y empresas de ciencias de la vida. Su misión: impulsar cambios estructurales en políticas públicas que reduzcan las desigualdades y el daño en las comunidades de color.
El 11 de junio, miembros del Compact se reunieron con casi 1,000 líderes y defensores en la Biblioteca JFK de Boston, y de manera virtual, para reafirmar el compromiso de Massachusetts con la equidad, la acción y la rendición de cuentas en salud.
Todos los actores del sistema de salud tienen un papel que desempeñar para avanzar hacia la equidad. Massachusetts puede volver a mostrar cómo se lidera y se progresa, alineando esfuerzos y fijando objetivos comunes de equidad.
Además, la Legislatura tiene la oportunidad de aprobar este año la Ley para Promover la Equidad en Salud, una iniciativa integral que mejorará el acceso y la calidad del cuidado, invertirá en comunidades históricamente desatendidas y apoyará una fuerza laboral de salud más diversa.
Dos décadas después de impulsar la reforma sanitaria estatal que inspiró la reforma nacional, Massachusetts tiene otra vez la oportunidad de liderar en tiempos de incertidumbre y defender la equidad en salud para las generaciones futuras.
— Michael Curry es líder en derechos civiles y salud, y miembro fundador del Health Equity Compact. Oz Mondejar es activista por los derechos de las personas con discapacidades y miembro del Compact. Más información en www.HealthEquityCompact.org.