“Y bienvenidos, miembros de la Clase del 2025”, dijo el presidente de Harvard, Alan Garber, “Miembros de la Clase del 2025 que vienen de la vuelta de la esquina, de todo el país y de todo el mundo. De todo el mundo, como debe ser”.
El jueves 29 de Mayo, los estudiantes de Harvard celebraron su graduación con estas palabras que marcaron el inicio de la ceremonia donde Garber fue recibido con ovaciones por graduados y sus familias.
Garber, que ha apoyado las decisiones de la universidad varias veces, no habló directamente sobre las amenazas del gobierno de Trump en su discurso. Pero recibió muchos aplausos cuando habló del alcance mundial de la universidad y dijo que eso es “como debe ser”.
Garber fue designado como presidente interino de Harvard el 2 de enero de 2024, temporalmente reemplazando a Claudine Gay que renunció después de críticas por su testimonio sobre la guerra en Gaza y alegaciones de plagio.
Garber es un judío de Rock Island, Illinois que pasó su vida enseñando clases sobre salud pública y medicina en Harvard y Stanford, antes de convertirse en Provost de Harvard.
Después de unos meses fue oficialmente nombrado presidente de Harvard en agosto de 2024, con la esperanza de que la normalidad continuará. Y por un tiempo así fue. Eso fue hasta que, un año después de que Garber empezó su presidencia interina, Donald Trump empezó su presidencia en Washington.
Rápidamente, Harvard entró en la mirada de la Administración. Después de varias órdenes ejecutivas, amenazas verbales de Trump y sus oficiales, y una carta oficial demandando cambios a las políticas de admisión y reforzamiento de su programa de estudiantes internacionales el 11 de abril, Garber tenía que decidir si quería obedecer estas demandas.
En una carta, Garber rechazó y condenó sus intentos por controlar la universidad de Harvard, diciendo que “Harvard no está preparada para aceptar demandas que excedan la autoridad legal de esta Administración o de cualquier otra”.
En apenas los últimos dos meses, Trump y su Antisemitism Task Force han lanzado una ofensiva implacable contra la universidad, atacándola desde todos los frentes: impiden su capacidad de recibir estudiantes internacionales, les prohibieron la entrada al país para estudiar en Harvard, congelaron más de $2.2 mil millones en fondos federales vitales y ahora amenazan incluso con quitarle su estatus fiscal, poniendo en jaque su funcionamiento como institución educativa.
Por la firme postura que ha asumido, Garber se ha consolidado como un líder a nivel nacional, respetado no solo por sus estudiantes, sino también por toda la comunidad de educación superior.
Garber no teme criticar el autoritarismo y quiere hacer de Harvard un espacio de libre pensamiento y democracia. Como graduado de Harvard y Stanford que ha dedicado su vida a la educación, es una voz con mucha experiencia reflejada por sus estudios e investigación en medicina, negocios, economía y gobierno. También es un creyente firme en el rol esencial que juegan las universidades en el progreso de ideas y tecnología.