Por Evaristo Lara, Huella Zero
Al abandonar el tratado, ningún país está obligado a reducir su contaminación climática, de acuerdo con el derecho internacional
Con el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca, cambió la posición de Estados Unidos con respecto al cambio climático y la transición a energías limpias para reemplazar a los hidrocarburos.
Desde su etapa como candidato a la presidencia, el republicano de 78 años siempre fue claro al señalar que, si triunfaba en las elecciones, volvería a ser de Estados Unidos una nación próspera que lo reflejara en los bolsillos de todos los ciudadanos.
Para lograr su objetivo, su propuesta se fundamentó en dar un reimpulso a la extracción de petróleo y gas, relegando todo a lo que sonara a energía limpia.
De esta manera, el compromiso de Estados Unidos para revertir el cambio climático se dejaría guardado en el fondo del mismo escritorio donde durante cuatro años se habían archivado las solicitudes de extraer petróleo de aguas más profundas, en reservas naturales, y sobre todo mediante el controversial proceso de perforar el subsuelo inyectando una mezcla líquida considerada contaminante.
Un presidente que le da la espalda al cambio climático
Trump está convencido de que el cambio climático es un engaño y, por lo tanto, tampoco considera necesario alinearse a los casi 200 países que firmaron el compromiso para evitar que la temperatura del planeta continúe aumentando peligrosamente, como lo dicta el Acuerdo de París.
Aprobado en 2015, el Acuerdo de París fijó el objetivo de mantener la temperatura del planeta por debajo de los 2 °C, pero preferiblemente a 1,5 °C.
Sin embargo, al igual que lo hizo en 2017, el político republicano volverá a retirar a Estados Unidos del Acuerdo y redoblará esfuerzos por incrementar la producción del denominado “oro negro”.
«La crisis inflacionaria fue causada por un gasto excesivo masivo y por el aumento de los precios de la energía. Por eso, declararé una emergencia energética nacional y vamos a perforar, perforar, perforar. Reduciremos los precios, llenaremos nuestras reservas estratégicas hasta el tope y exportaremos energía estadounidense por todo el mundo. Volveremos a ser una nación rica y es ese oro líquido bajo nuestros pies lo que ayudará a lograrlo», expresó Trump después de convertirse oficialmente en presidente por segunda ocasión.
El punto controversial es que el año pasado la temperatura de la tierra cruzó un umbral de 1,5 °C y, sin Estados Unidos alineándose para dejar de emitir más gases de efecto invernadero (GEI) a la atmósfera, el surgimiento de más efectos devastadores para la vida humana tenderá a incrementarse.
A diferencia de noviembre de 2020, cuando oficialmente Estados Unidos se desligó del Acuerdo de París por primera vez, el mundo se enfrenta a condiciones climáticas más adversas.
Aunque la decisión de Trump de retirarse nuevamente del acuerdo tardará un año, en el tiempo que le reste a su gobierno Estados Unidos podría producir GEI suficientes para condenar al país a padecer sequías, incendios forestales, tornados, inundaciones y tormentas más severas relacionadas con el cambio climático.
Al abandonar el Acuerdo de París, ningún país está obligado a reducir su contaminación climática, de acuerdo con el derecho internacional. Esto significa que puede establecer sus propios objetivos de contaminación y métodos para alcanzarlos.
Respaldo a las petroleras y no al planeta
El Instituto CLEO —organización sin fines de lucro enfocada exclusivamente a la educación, la defensa y la participación climática— emitió un comunicado mediante el cual condenó la posición asumida por Donald Trump, pues lo considera ligado a los intereses de las grandes compañías petroleras por encima de la urgente necesidad de frenar el desequilibrio climático.
«Retirarse del Acuerdo de París sobre el Clima va en contra de esos valores y abandona nuestra responsabilidad de liderar la búsqueda de un planeta habitable y seguro. Se trata de proteger la salud, la seguridad y las oportunidades de la próxima generación. La orden de emergencia energética de Trump no trata de salvar a los estadounidenses, sino de enriquecer a una industria que apoyó su campaña y que contamina gratis», se lee en parte del comunicado.
Con el respaldo de casi 15 años de impulsar la acción climática para un futuro justo y resiliente, el Instituto CLEO exhortó a Trump a no darle la espalda a los eventos climáticos registrados en los últimos meses en Estados Unidos.
«2024 volvió a ser el año más caluroso registrado, al igual que los 10 últimos. Ciudades de Carolina del Norte se desvanecieron por inundaciones masivas. Este año, una superficie de tres veces el tamaño de la ciudad de Nueva York está ardiendo en California. Estos ‘desastres’ son cualquier cosa menos naturales. Son sobredimensionados por la contaminación de combustibles fósiles que calientan el planeta», señala el texto.