La inflación sigue dándonos dolores de cabeza. El índice de Precios al Consumidor (IPC) subió un 0.5% en enero, mientras que la inflación subyacente, que excluye los costos volátiles de los alimentos y la energía, aumentó un 0.4%.
Por qué esto es importante. Estos datos llevan la inflación anual al 3%, un poco más que el 2.9% de diciembre. Y si miramos la inflación subyacente, la cifra escala hasta el 3.3%, también por encima del 3.2% del mes pasado. En resumen: el avance de la desinflación se ha estancado y ahora el panorama es más incierto.
Malas noticias para tu bolsillo (y para la Casa Blanca)
Este aumento inesperado es una alerta para la Casa Blanca y la Reserva Federal (Fed), porque sugiere que la batalla contra la inflación no está ganada y podría haber presiones para mantener las tasas de interés altas por más tiempo.
Jerome Powell, presidente de la Fed, ya dejó claro en su testimonio ante el Congreso que no hay prisa por recortar tasas. “La inflación se ha acercado mucho más a nuestra meta del 2% a largo plazo, aunque sigue algo elevada”, dijo Powell el martes. Es decir, todavía no hay motivos suficientes para relajar la política monetaria.
Pero, mientras la Fed mantiene la cautela, la política de la Casa Blanca podría estar complicando el panorama. Trump, que asumió la presidencia con la promesa de bajar los precios, ahora enfrenta un desafío complicado.
En los últimos días anunció nuevos aranceles: un 25% a todas las importaciones de acero y aluminio, y un 10% extra a los productos chinos. Estas medidas podrían presionar al alza los precios de muchos bienes, dificultando el avance hacia una inflación más baja.
La incertidumbre económica se triplica
Los mercados están atentos a esta situación. Por un lado, algunos inversionistas siguen confiando en que la Fed podría bajar las tasas más adelante en el año. Por otro lado, la incertidumbre económica crece.
El economista Neil Dutta advierte que hay signos de desaceleración en la economía, como el estancamiento del gasto público y la reducción de las tasas de ahorro de los consumidores. Esto podría limitar el crecimiento económico en los próximos meses.
Mientras tanto, Trump insiste en que la Fed debería bajar las tasas de interés. En su plataforma Truth Social escribió: “Las tasas de interés deberían ser reducidas, algo que iría de la mano con los próximos aranceles”. Pero si la Fed le hace caso y baja las tasas demasiado pronto, podría correr el riesgo de reavivar la inflación.
Así que, por ahora, seguimos en una situación de incertidumbre: la inflación se resiste a bajar del todo, la Fed mantiene la cautela y la Casa Blanca toma decisiones que podrían afectar los precios. Haban afectar los precios. Hab\u00rá que esperar a los próximos meses para ver quién gana esta pulseada: si la política monetaria de la Fed o los factores que mantienen los precios elevados.
Lo que es seguro es que, por ahora, el alivio en los precios sigue sin llegar a los bolsillos de los consumidores.