Un nuevo estudio encendió las alarmas sobre el cáncer en mujeres jóvenes. Ahora, ellas tienen un 82% más probabilidades de ser diagnosticadas con la enfermedad que los hombres de su misma edad. Este cambio, que afecta especialmente a menores de 50 años, desafía las estadísticas conocidas y da un giro a cómo entendemos esta enfermedad.
Lo que dicen los números
El informe de la Sociedad Americana Contra el Cáncer (ACS) muestra que las mujeres lideran el aumento en los diagnósticos de cáncer. Entre 2002 y 2021, los casos en mujeres menores de 50 años subieron drásticamente, en contraste con una caída en los hombres. Los cánceres de mama y tiroides representan casi la mitad de los diagnósticos en ellas, mientras que en ellos disminuyó la incidencia de melanoma y cáncer de próstata.
Por primera vez, las mujeres de entre 50 y 64 años superaron a los hombres en incidencia de cáncer, algo sin precedentes. Según NBC News, en 1992 los hombres tenían un riesgo 1.6 veces mayor de padecer cáncer. Hoy, esa diferencia prácticamente ha desaparecido.
A pesar de estas cifras, hay buenas noticias. La mortalidad por cáncer cayó un 34% entre 1991 y 2022, lo que evitó unas 4.5 millones de muertes. Este logro se atribuye a mejores tratamientos, diagnósticos más tempranos y menos fumadores.
¿Por qué aparecen más casos de cáncer en mujeres jóvenes?
Los especialistas apuntan a varios factores que podrían explicar este aumento. El Dr. Arif Kamal, de la Sociedad Americana Contra el Cáncer, destaca que “cerca de la mitad de los cánceres están vinculados con el estilo de vida”. Hábitos como el consumo de alcohol, la falta de actividad física y una dieta con alimentos ultraprocesados están entre los principales sospechosos.
La obesidad es otro problema urgente
Ya se considera el mayor factor de riesgo en esta generación. Según CNN, el sobrepeso es el doble de responsable en casos de cáncer en mujeres que en hombres. Este es un cambio evidente en los patrones de las décadas recientes, donde el cáncer relacionado con la obesidad, como el endometrial, afecta ahora a mujeres en sus 40 y 50 años.
Además, el entorno juega un papel importante. Factores como la exposición al radón, un gas radioactivo presente en algunos hogares, y la contaminación ambiental podrían estar contribuyendo al aumento de diagnósticos.
Prevenir es vital
Los expertos insisten en la importancia de realizar chequeos médicos con frecuencia. Diagnósticos tempranos marcan la diferencia y permiten enfrentar la enfermedad con mayores probabilidades de éxito.
Las mujeres deberían hacerse mamografías cada 2 años a partir de los 40, o antes si tienen síntomas o antecedentes familiares.
El mensaje también pasa por adoptar estilos de vida más saludables. “Es crucial que se comprenda la conexión entre buenos hábitos, como el ejercicio regular y una dieta balanceada, y la prevención del cáncer”, enfatizó el Dr. Kamal. Esto no solo podría disminuir el riesgo de cáncer, también previene enfermedades cardiovasculares, la diabetes y la hipertensión.
Un desafío para el sistema de salud
El incremento de diagnósticos en mujeres jóvenes señala retos importantes para la salud pública. La oncología necesitará adaptar tratamientos más eficaces pero menos disruptivos para mujeres que combinan sus terapias con trabajos y responsabilidades familiares. Según el Dr. Neil Iyengar, de Memorial Sloan Kettering Cancer Center, “los cánceres en personas jóvenes a menudo exigen terapias más agresivas, lo que impacta sus vidas de una manera diferente”.
Este cambio en el perfil de la enfermedad obliga a modificar estrategias médicas en términos de prevención y tratamiento. Entender cómo la genética heredada interactúa con factores ambientales y hábitos podría significar un gran avance en la lucha contra esta epidemia.
El reporte deja claro que el cáncer no discrimina y que es necesario prestar atención. Prevenirlo es posible cuando realizamos cambios simples en nuestra vida diaria y rompemos la indiferencia frente a síntomas tempranos. Priorizar la salud y estar alerta puede ser clave para controlar el impacto de esta tendencia alarmante.