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Sabor a hogar en esta temporada navideña

Ayudando a familias inmigrantes a enfrentar la inseguridad alimentaria y mantener sus tradiciones comunitarias. Por Giovanny Zúniga, ex miembro del Concejo de Expertos de Project Bread

(Foto: Freepik-morganval)

Ayudando a familias inmigrantes a enfrentar la inseguridad alimentaria y mantener sus tradiciones comunitarias

Por Giovanny Zúniga, ex miembro del Concejo de Expertos de Project Bread

Los nueve días previos a la Navidad son un momento especial para la comunidad colombiana. Desde que me mudé a los Estados Unidos hace cinco años, atesoro los recuerdos de familias reunidas para celebrar cada día de la Novena de Navidad con diferentes comidas típicas. Nos turnamos para preparar platos caseros y tradicionales como buñuelos, empanadas, natilla, tamales y diversos tipos de postres y dulces, creando un rico tapiz de sabores y experiencias compartidas. Vamos a diferentes casas, cantamos villancicos y rezamos juntos, decoramos el árbol y el Nacimiento, mientras compartimos comida y postres.

Uno de los aspectos más destacados de nuestras celebraciones navideñas es la preparación de dulces típicos, como el manjar blanco, un preciado postre de leche. Esta querida tradición reúne a nuestra familia, mientras revolvemos la leche burbujeante durante cinco a seis horas para que quede en su punto. No se trata solo de crear un dulce; se trata del amor y la conexión que se entrelazan en cada momento que pasamos juntos, lo que hace que nuestras fiestas sean verdaderamente especiales.

Sin embargo, comencé a cambiar mis hábitos alimenticios y algunas tradiciones familiares para ahorrar tiempo y dinero en EE. UU., un cambio difícil para mi familia. Navegar la vida en un nuevo país mientras aprendes inglés y buscas empleo estable es un desafío abrumador. Al principio, el dinero es escaso y hay pocas opciones. Ahorrar se convierte en una prioridad para poder pagar un lugar donde vivir, y es común dejar de lado los alimentos con los que creciste, en favor de lo que sea barato y esté disponible. Para muchos, es difícil pensar en comida de calidad si no tienes un lugar donde vivir. Para las familias inmigrantes como la mía, está claro que el hambre es un problema sistémico. Es difícil poner varias comidas al día en la mesa, y mucho menos alimentos saludables y culturalmente relevantes. Esta situación sucede a menudo con mis vecinos en Chelsea, Everett y Revere, donde cada semana se ven largas filas en las despensas de alimentos comunitarias buscando ayuda.

Un almuerzo tradicional para mis dos hijos generalmente incluiría sopa, arroz con frijoles, carne, plátanos fritos y un jugo de fruta natural: tres preparaciones separadas para el almuerzo y la cena, que tardan una o dos horas en estar listas. Sin embargo, en este país, la comodidad de la comida rápida suele ganar. Para inmigrantes latinos y personas de bajos ingresos, es mucho más fácil comprar una hamburguesa de Burger King o una porción de pizza de 7-Eleven para mis hijos, ahorrando tiempo para un segundo empleo y dinero para la renta.

Con las vacaciones acercándose, es importante recordar que 1 de cada 5 hogares de Massachusetts con niños actualmente padece inseguridad alimentaria. Esa cifra aumenta para los inmigrantes latinos, ya que 1 de cada 3 hogares latinos con niños no tiene suficiente comida para alimentar a su familia.

El año pasado, me uní al Concejo inaugural de Expertos con Experiencia Vivida de Project Bread, diseñado para involucrar a personas afectadas por la inseguridad alimentaria en conversaciones que den forma a los recursos y políticas diseñadas para encontrar soluciones a este problema. Trabajé con el equipo de Políticas y Defensa para abogar por la creación de políticas públicas que garanticen la seguridad alimentaria a nivel estatal. Me uní al Concejo para comprender mejor cómo abordar la seguridad alimentaria en los Estados Unidos. Al provenir de un entorno del sector público en Colombia, me sorprendió la disposición de los políticos locales para hablar con nuestra comunidad y escuchar nuestras necesidades. Esta experiencia ha reforzado mi creencia de que la defensa de derechos funciona y que podemos crear un cambio positivo para nosotros mismos.

Si conoce a alguien que no tiene lo suficiente para comer, anímelo a llamar a la línea directa FoodSource de Project Bread al 1-800-645-8333, una línea de ayuda que conecta a las personas con recursos alimentarios esenciales en todo Massachusetts en más de 180 idiomas. No hay requisitos de ingresos ni del hogar. Llamar a la línea directa no afectará su estatus migratorio y la información es confidencial y no se informa a las agencias gubernamentales. Project Bread también puede ayudar a las personas que llaman a solicitar SNAP, el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria que proporciona fondos para alimentos, incluso si solo uno o dos miembros de su hogar pueden ser elegibles.

Demasiados inmigrantes latinos padecen inseguridad alimentaria en esta temporada navideña, lo que nos recuerda la necesidad urgente de apoyo dentro de nuestras comunidades. Mientras nos reunimos para celebrar, honremos nuestras raíces compartiendo comidas, tradiciones y aspiraciones colectivas. Es a través de estas pequeñas victorias —nutrir a nuestras familias y fomentar conexiones— que construimos un futuro más saludable para todos.

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