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Más de 55 y sexualmente activos: el desafío de las ITS en adultos mayores

La salud sexual no tiene edad, una combinación de factores sociales, culturales y médicos que ponen de manifiesto la necesidad de hablar más sobre el tema.

Estados Unidos reportó en 2023 más de 2.4 millones de casos de ITS. | Foto: Ijubaphoto/Pexels.

Cuando se habla de infecciones de transmisión sexual (ITS), la mayoría piensa en adolescentes o adultos jóvenes. Sin embargo, las cifras recientes cuentan una historia muy distinta. Las tasas de ITS avanzaron rápidamente entre los adultos mayores en las últimas décadas, mostrando que la salud sexual no tiene edad, pero sí riesgos si se descuida. Este aumento se debe a una combinación de factores sociales, culturales y médicos que ponen de manifiesto la necesidad de hablar más sobre el tema.

Aumentan los casos de ITS en mayores

Estados Unidos reportó en 2023 más de 2.4 millones de casos de ITS como sífilis, gonorrea y clamidia. Aunque a nivel general las tasas de ITS cayeron un 2% en comparación con 2022, los adultos mayores de 55 años vivieron un notable incremento, especialmente en infecciones como gonorrea y clamidia, cuyas tasas se duplicaron entre 2012 y 2022.

Algunos de los datos más relevantes incluyen:

  • Sífilis:
    • Más de 209.000 casos reportados, el pico más alto desde 1950.
    • 3.882 casos de sífilis congénita, con 279 muertes de recién nacidos.
  • Gonorrea:
    • 601.319 casos en 2023, lo que la posiciona como la segunda ITS más común en EEUU.
  • Clamidia:
    • Cerca de 1.65 millones de infecciones reportadas, con una ligera caída de menos del 1% respecto al año previo.

Estados como Luisiana (1.181.5 casos por cada 100.000 habitantes), Misisipi y Alaska lideran las tasas de infecciones en el país, mientras que Nueva York y Carolina del Norte también destacaron entre los más afectados.

Actitudes y costumbres están cambiando

Los adultos mayores de hoy, particularmente la generación de los Baby Boomers, crecieron con una visión más liberal sobre el sexo. A medida que envejecen, estas personas continúan explorando relaciones, ya sea después de un divorcio o gracias a plataformas de citas en línea. La mediana de divorcio en Estados Unidos para ambos sexos ahora está en los 43 años, lo que se traduce en un mayor número de personas en búsquedas activas de nuevas parejas sexuales en edades avanzadas.

Esta apertura choca con una marcada ausencia de educación sexual específica para mayores de 50 años.

Campañas de prevención y mensajes sobre el uso de preservativos rara vez los incluyen. Jennifer Power, investigadora en temas de salud sexual, explicó a The Conversation que «los adultos mayores no se ven reflejados en estrategias preventivas, lo que agrava su vulnerabilidad».

Otro desafío radica en la percepción de los preservativos, que muchos dejan de utilizar al no preocuparse por embarazos no deseados. Además, médicos y pacientes tienden a evitar conversaciones sobre salud sexual, lo que complica la detección temprana de ITS.

Invisibles para las políticas públicas

Las políticas de salud suelen ignorar a los mayores de 50 años cuando se trata de ITS, priorizando a grupos de edad más jóvenes debido a su tasa más alta de infecciones. En Australia, por ejemplo, los casos de clamidia en mayores de 40 años avanzaron de 5.883 en 2013 a 10.263 en 2022. Esta tendencia subraya la necesidad de un enfoque inclusivo en las políticas de salud sexual que abarque todas las edades.

Entre los desafíos más urgentes, expertos destacan la falta de diagnóstico temprano. Las ITS como la sífilis o la gonorrea pueden permanecer asintomáticas durante años, aumentando el riesgo de complicaciones graves si no se tratan. En muchos casos, los médicos evitan sugerir pruebas de detección por miedo a incomodar a los pacientes mayores.

¿Qué se puede hacer para mejorar?

La prevención de ITS pasa por varias acciones concretas, inmediatas y a largo plazo:

  • Promover educación y prevención inclusiva:
    • Adaptar las campañas de prevención para incluir a adultos mayores, con mensajes claros sobre salud sexual.
    • Derribar el tabú en torno a la sexualidad en edades avanzadas.
  • Facilitar el acceso a servicios médicos:
    • Incentivar a médicos para que hablen abiertamente sobre sus riesgos y recomienden pruebas regulares.
    • Ofrecer recursos dedicados especialmente a esta población para garantizar un trato más accesible y cómodo.
  • Normalizar la sexualidad de los mayores:
    • Representar positivamente la sexualidad de adultos mayores en medios de comunicación.
    • Incluírlos en políticas y programas que promuevan bienestar sexual a cualquier edad.

Luis Martinez-Sobrido, investigador en salud sexual, recalcó a que «priorizar el bienestar sexual mejora notablemente la calidad de vida». Además, explicó que mientras las ITS son tratables, el diagnóstico temprano y la educación adecuada son clave para reducir el impacto en la salud pública.

La salud sexual no tiene edad, pero sí requiere tiempo y atención. En un mundo que envejece, garantizar el derecho a una vida sexual sana y segura no solo mejorará vidas, sino que también desterrará prejuicios y estigmas.

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