Por Marcos Lucio Popovich | Director of Grantmaking at the Nellie Mae Education Foundation
En un estado de Nueva Inglaterra cada vez más diverso, muchos estudiantes latinos tal vez no tendrán nunca la posibilidad de asistir a una clase en la que puedan verse reflejados en sus maestros. Y esto no debería ser así. La oportunidad de aprender con maestros de color tiene un efecto sumamente importante en los resultados académicos y sociales de los estudiantes latinos, que, para el año 2027, representarán casi el 30 % de los alumnos de K-12. El fin de la celebración del Mes Nacional de la Herencia Hispana de este año nos invita a revalorizar el hecho de que estudiantes y educadores latinos se vean reflejados entre sí, y a destacar la necesidad de que nuestra región priorice la incorporación y retención de docentes latinos.
Nueva Inglaterra se enfrenta a una creciente desigualdad de ingresos y a un aumento de la brecha en términos de acceso y resultados a causa del origen racial. Las investigaciones muestran de forma consistente que los estudiantes de color, en particular los latinos, se benefician académica y socialmente cuando su enseñanza está a cargo de maestros que comparten su mismo origen. El Instituto Urbano (Urban Institute) descubrió que el contacto con educadores de color mejora de forma sustancial los resultados a corto y mediano plazo de los estudiantes latinos de educación primaria. Por ejemplo, hay menos probabilidades de que los estudiantes latinos sean suspendidos cuando sus maestros también son de origen latino.
Para los estudiantes, el sentido de pertenencia es fundamental en lo que respecta a sus logros académicos, dado que este los motiva a involucrarse más, participar en debates y correr riesgos durante su proceso de aprendizaje. Y cuando los estudiantes latinos comparten una misma identidad con sus maestros, el sentido de pertenencia aumenta. Se demostró que los maestros latinos bilingües, a diferencia de sus colegas que no hablan español, implementan prácticas de enseñanza convencionales más efectivas y culturalmente receptivas. Si bien queda mucho por investigar, hasta el momento, las pruebas demuestran que los estudiantes se benefician cuando ven su propia identidad reflejada en la de sus educadores.
Esta información deja en claro que debemos invertir para lograr una mayor diversidad de educadores en Nueva Inglaterra. Para ello, es necesario priorizar iniciativas que apoyen la incorporación, la capacitación y la retención de educadores latinos. Los datos indican que, aunque casi el 26 % de los estudiantes de escuelas públicas se identifican como latinos, tan solo cerca del 9 % de los educadores comparten esa misma identidad. Esta brecha es preocupante, no solo por cuestiones de equidad, sino también por el impacto concreto que tiene en los resultados de los estudiantes.
En la Fundación Nellie Mae (Nellie Mae Foundation) vemos de cerca el trabajo que se está llevando a cabo en las comunidades para aumentar la diversidad de educadores. Tal como lo mencionó Jorge Fanjul de Latinos por la Educación (Latinos for Education), debemos asegurarnos de que «las voces de los latinos lideren el movimiento a favor de una educación más equitativa para los estudiantes latinos». No alcanza con incorporar educadores latinos: debemos hacer un esfuerzo conjunto para crear entornos escolares en los que puedan progresar porque sabemos que hay más probabilidades de que los educadores latinos abandonen su profesión en comparación con el resto de sus colegas. Para que la creciente comunidad de estudiantes latinos cuente con una fuente de educadores realmente diversa, se deben desmantelar las barreras sistémicas actuales que impiden que los latinos ingresen al sistema educativo y que permanezcan en él. Muchas de las personas que aspiran a convertirse en educadores deben enfrentar obstáculos relacionados con el acceso a los programas de formación docente, la escasez de programas de mentoría y presiones económicas.
Afortunadamente, hay iniciativas que están funcionando y que pueden replicarse en otros distritos escolares de Nueva Inglaterra. Identificar esos obstáculos para la incorporación y retención de docentes latinos les permitió a las fundaciones de la región diseñar programas destinados a desmantelar estas barreras. Una de las forma de ampliar el canal de reclutamiento es la que está impulsando el Instituto de Equidad (Equity Institute). Su Programa de Formación de Educadores (Educator Pathway Program) crea un espacio para las personas que trabajan en educación y quieren dedicarse a la enseñanza, pero no cuentan con el apoyo necesario. Mediante el aprendizaje incorporado al trabajo, las iniciativas de mentoría y el coaching personalizado, los para educadores, los ayudantes de docentes, los coordinadores de servicios para estudiantes y los asistentes administrativos que ya trabajan en las escuelas locales pueden convertirse en educadores de tiempo completo. La Escuela de Educación Progresista de Rhode Island (Rhode Island School for Progressive Education), una organización fundada explícitamente para diversificar la fuerza de trabajo docente, cuenta con un Programa de Certificación Acelerada de Maestros de Primaria (Accelerated Elementary Teacher Certification Program) para aumentar la cantidad de educadores disponibles. En este programa, se trabaja con adultos jóvenes, que tienen un título de grado y al menos dos años de experiencia laboral con jóvenes en edad escolar, para que se conviertan en docentes certificados de tiempo completo en tan solo 13 meses.
Retener, es decir, mantener a los educadores latinos en las aulas con recursos y apoyo, es clave para incrementar la diversidad docente. En Boston, la Beca para Educadores de Color (Classroom Leaders of Color Fellowship) de La Sala de Maestros (The Teachers’ Lounge) es un modelo de cohorte de dos años diseñado por y para docentes de color con el propósito de mejorar la contribución, el impacto y la remuneración de los educadores principiantes a fin de lograr una profesión más sostenible.
Una de nuestras socias, Karla Vigil, del Instituto de Equidad (Equity Institute) supo poner en palabras el futuro que nos imaginamos: «un sistema educativo en el que los maestros reflejen la rica complejidad de su cuerpo estudiantil y en el que las aulas sean dinámicas con diálogos inclusivos». Debemos conversar sobre cómo fomentamos de manera significativa un escenario educativo más diverso cuando nos referimos a mejorar la equidad educativa y terminar con las brechas de resultados. No lograremos la equidad sin docentes que reflejen los cambios de nuestro colectivo estudiantil.