Massachusetts se encuentra en medio de una crisis de vivienda que afecta a las familias latinas.
A medida que la región lucha con una grave escasez de viviendas asequibles, cada vez más familias se ven empujadas a la falta de hogar, enfrentando una realidad que va más allá de lo que comúnmente se percibe en el debate público.
“Nuestros costos de alquiler y el valor de las viviendas se han disparado y no estamos construyendo suficientes viviendas en todos los niveles para satisfacer la demanda. Esta falta de vivienda está elevando aún más los precios”, comentó Peter Ciurczak, analista de investigación senior en Boston Indicators.
Ciurczak forma parte del reciente reporte de Boston Indicators que explica cómo la falta de vivienda ha elevado los alquileres y aumentado la tasa de personas sin hogar en comparación con otras áreas metropolitanas más asequibles.
Un problema más allá de los refugios visibles
A pesar de que últimamente los refugios se ven visibles con el reciente aumento de inmigrantes que solicitan asistencia en refugios estatales, estos son solo uno de los muchos aspectos de la situación más amplia.
La falta de vivienda en Boston no es un fenómeno aislado; es el resultado de una combinación de factores que incluyen:
- La escasez de viviendas asequibles
- La pobreza
- En el caso de las familias inmigrantes, las restricciones laborales durante los primeros meses en el país
Kelly Turley, directora asociada de la Massachusetts Coalition for the Homeless, explicó en un evento público que, durante varios años, hubo un gran número de familias latinas afectadas por la inestabilidad habitacional y la falta de hogar.
A pesar de que el estado produce informes bi-semanales sobre la cantidad de familias en el sistema y aquellas que entran al programa de emergencia, los datos específicos por origen étnico no siempre están disponibles.
“En el pasado, alrededor de un tercio de todas las familias en el programa de refugios familiares eran latinas”, compartió Turley.
¿Crisis en aumento?
Según el reporte de Boston Indicators, la tasa de personas sin hogar de Boston es la segunda más alta del país, superada sólo por la ciudad de Nueva York. Esto sucede por una baja producción de viviendas que conduce a altos precios de las viviendas y alquileres.
Sin embargo, lo que distingue a Boston es que la mayoría de las personas sin hogar tienen acceso a algún tipo de refugio. Solo un 6% de la población sin hogar en Boston duerme en la calle, una cifra muy por debajo del promedio nacional del 40%.
Aun así, el número total de personas sin hogar ha aumentado, especialmente en el último año.
¿Por qué las familias latinas son un grupo vulnerable?
Las estadísticas son alarmantes: el 70% de la población sin hogar en Boston pertenece a unidades familiares, una cifra que contrasta fuertemente con el promedio nacional del 28%.
Muchas de estas familias son inmigrantes recientes, incluidas un número significativo de familias latinas que huyen de la inestabilidad en sus países de origen. Los latinos enfrentan una alta tasa de personas sin hogar, a pesar de que su índice sigue siendo menor al de la población afroamericana, mientras que las poblaciones blanca y asiática tienen tasas considerablemente más bajas.
Igualmente, para estas familias, la situación se complica por la falta de viviendas asequibles y las barreras lingüísticas que dificultan el acceso a recursos.
“Vemos que para las familias recién llegadas de América Latina, los desafíos adicionales incluyen barreras lingüísticas al tratar de negociar con propietarios potenciales”, comentó Turley.
Además, muchas deben esperar entre seis meses y un año para obtener permisos de trabajo, lo que agrava su situación económica y aumenta su dependencia de los servicios sociales y refugios.
Las viviendas asequibles son un recurso escaso
La escasez de viviendas asequibles es uno de los principales motores de la crisis y las comunidades latinas, que suelen tener ingresos más bajos, se ven particularmente afectadas.
Muchas de estas familias terminan viviendo en condiciones de hacinamiento, una forma de inestabilidad habitacional que, aunque no se clasifica técnicamente como falta de vivienda, representa una realidad igualmente preocupante.
Turley señala que “el estado de Massachusetts ha sido clasificado como el segundo menos asequible del país para los inquilinos,” y la situación es igualmente dura en Boston.
“Los precios altos de la vivienda y la falta de unidades disponibles hacen que las familias latinas, que suelen tener ingresos más bajos, enfrenten un desafío aún mayor para asegurar una de las pocas unidades disponibles”, agregó Turley.
La respuesta del sistema de refugios y las políticas actuales
El sistema de refugios de Boston enfrenta desafíos para abordar las necesidades de las familias latinas a pesar de ser es uno de los pocos estados del país que cuenta con una ley de «derecho a la vivienda», la cual asegura alojamiento de emergencia a las familias sin hogar que cumplan con ciertos criterios de elegibilidad.
Sin embargo, el sistema ha generado intensos debates políticos sobre la reducción de la ley de derecho al refugio. En una declaración de julio de 2024, la gobernadora Healey reconoció que el crecimiento del sistema de asistencia de emergencia no es sostenible, afirmando que Massachusetts «se ha quedado sin espacio en los refugios» y que no puede mantener el tamaño actual del sistema. En el último año, el estado ha implementado varios cambios clave para reducir el alcance de esta ley.
En octubre de 2023, se limitó la provisión de refugios de emergencia a 7,500 familias. En abril de 2024, se estableció un límite de 9 meses para las estadías de las familias en los refugios, y en julio de 2024 se restringió la estadía en sitios de desbordamiento a cinco días.
Turley criticó la política reciente que limita el tiempo de estancia en refugios de emergencia.
“Desde agosto, Massachusetts ha puesto un límite en el número de familias que pueden acceder a refugios familiares, y ahora hay un límite de cinco días en los refugios de emergencia estatales. Esto presenta una barrera significativa para las familias que necesitan estabilidad a largo plazo”, concluyó.
¿Qué planea hacer el estado?
En agosto la gobernadora Maura Healey firmó el proyecto de ley, Ley de Viviendas Asequibles, siendo mayor en la historia del estado, triplicando el presupuesto de la última ley de vivienda de 2018.
La Ley de Viviendas Asequibles y sus iniciativas relacionadas buscan impulsar la construcción, preservación y rehabilitación de más de 65,000 viviendas en todo el estado en los próximos cinco años.
También permite a los propietarios construir unidades accesorias (ADUs) de menos de 900 pies cuadrados en lotes de viviendas unifamiliares sin necesidad de permisos especiales, reemplazando las reglas de zonificación variables en todo el estado. La administración de Healey-Driscoll estima que se construirán entre 8,000 y 10,000 ADUs en los próximos cinco años, aumentando las opciones de vivienda.