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Empresa de Boston, Vertex Pharmaceuticals priva a pacientes de medicamentos que salvan vidas  

El tratamiento de la FQ se ha centrado tradicionalmente en controlar los síntomas, pero todo eso cambió en 2012 cuando la empresa biofarmacéutica estadounidense Vertex Pharmaceuticals introdujo en el  mercado un nuevo tratamiento llamado «moduladores de CFTR».

Foto: Pexels.
Foto: Pexels.

La fibrosis quística (FQ) es una enfermedad genética devastadora que afecta a cientos  de miles de personas en todo el mundo, en particular a los niños.

Esta enfermedad  reduce la capacidad pulmonar y provoca dificultad para respirar, lo que reduce  considerablemente la esperanza de vida.

El tratamiento de la FQ se ha centrado tradicionalmente en controlar los síntomas, pero todo eso cambió en 2012 cuando la empresa biofarmacéutica estadounidense Vertex Pharmaceuticals introdujo en el  mercado un nuevo tratamiento llamado «moduladores de CFTR».

Estos tratamientos han cambiado la vida de muchos pacientes con FQ, aumentando su esperanza de vida  hasta en 27 años y mejorando significativamente su calidad de vida.

Sin embargo, los tratamientos con CFTR han sido cada vez más difíciles de obtener fuera  de los Estados Unidos, en países como el Reino Unido, India, Brasil y Colombia,  principalmente debido a sus exorbitantes costos. La piedra de tranca en el acceso a este  medicamento que salva vidas es Vertex Pharmaceuticals, la empresa que no solo  produce el medicamento, sino que mantiene un monopolio total sobre el mismo a través  de patentes en todo el mundo.

He sido testigo personal de las dificultades que conlleva vivir con fibrosis quística porque  dos de mis hijos, Santiago y Paulina, han vivido con esta enfermedad desde que  nacieron. Diferentes medicamentos han ayudado a minimizar sus síntomas; sin embargo,  las noches sin dormir y sus profundas toses volvían una y otra vez. Hasta que, por fin,  pudieron acceder a los moduladores de CFTR de Vertex. Cuando vi cómo mejoraba  dramáticamente la salud de mis hijos después de solo unos días de tratamiento, no lo  podía creer; parecía un milagro. Sin embargo, no fue una tarea fácil. Tuvimos que luchar  durante más de diez años para obtener acceso al tratamiento a través del sistema de  salud pública en Colombia. Pasamos por docenas de abogados y médicos, y una  burocracia interminable, hasta que finalmente, en septiembre de 2022, obtuvimos la  aprobación para la entrega del tratamiento por parte del gobierno para mis dos hijos.

Este es el caso de cientos de familias en Colombia y el mundo que luchan día y noche  para que el gobierno les proporcione este tratamiento a sus hijos. Sin embargo, aún más  familias no han podido obtener el medicamento mientras sus hijos se encuentran en  camas de hospital esperando la oportunidad de tomar este tratamiento. A través del  trabajo que he hecho con Fundación Mariana, una organización sin fines de lucro  dedicada a ayudar a niños con FQ y sus familias, he visto a cientos de estos niños  luchando por sus vidas. En Colombia, aproximadamente 1.200 personas han sido

identificadas como pacientes de fibrosis quística, de las cuales aproximadamente el 35%  tienen más de 18 años, y la mayoría tiene una edad promedio de solo 15 años, ya que  la mayoría no vive más allá de la adolescencia. Esta esperanza de vida es  considerablemente menor que en los Estados Unidos (53 años) y a menudo afecta más  a los países de bajos y medianos ingresos, donde el acceso a los tratamientos para la  FQ es significativamente menor.

El costo de este tratamiento significa que es prohibitivo para la mayoría de los pacientes.  En este momento, el precio oscila entre $270,000 y $326,000 anualmente. Dado que el  tratamiento no proporciona una cura, sino que más bien reduce los síntomas, los  pacientes deben continuar con el tratamiento durante el resto de sus vidas. Por lo tanto,  para 20 años de tratamiento, el costo promedio de este medicamento se acerca a los  $7 millones de dólares estadounidenses. Sin embargo, un artículo publicado el año  pasado calcula que Trikafta, uno de los tratamientos para el CFTR, con un precio de $326,269 en los Estados Unidos, podría ser rentable por solo $5,700. Si bien este precio  solo tiene en cuenta los costos de fabricación y excluye la investigación y desarrollo, Vertex ya ha cubierto sus inversiones en el desarrollo del tratamiento con los ingresos  generados hasta la fecha.

La falta de asequibilidad de los tratamientos para la fibrosis quística en países de  ingresos bajos y medianos impone una inmensa carga física, emocional y financiera a los  pacientes con FQ y sus familias. Padres como yo enfrentan la desgarradora elección  entre la salud de su hijo y la estabilidad financiera. Las familias se ven obligadas a agotar  sus recursos, tomar préstamos o vender activos para acceder a medicamentos que  podrían prolongar la vida de sus seres queridos. Además, el estrés y la ansiedad  causados por la falta de asequibilidad de estos tratamientos pueden llevar a un deterioro  de la salud mental tanto en los pacientes como en los cuidadores. El temor constante a  la ruina financiera se suma a los abrumadores desafíos de manejar una enfermedad  crónica y debilitante como la FQ.

Nadie más que los pacientes con FQ comprende la necesidad de las compañías  farmacéuticas de obtener ganancias saludables para financiar la investigación; nuestros  hijos han sido los principales beneficiarios de la investigación y el desarrollo de Vertex.  Sin embargo, las compañías farmacéuticas como Vertex deberían mirar más allá de los  márgenes de ganancia exorbitantes y priorizar el bienestar de los pacientes también. Les  pido a los ejecutivos de Vertex que piensen como padres y no solo como hombres de  negocios. Como padre, no hay nada peor que ver sufrir a su hijo y no poder ayudarlos.  Les insto a que piensen más allá de los márgenes de ganancia y prioricen la salud de los

pacientes. El tratamiento que Vertex ha creado ya ha salvado miles de vidas, pero aún  puede salvar más si está ampliamente disponible y se vende a un precio más asequible.

Escrito por Armando Duque, padre de dos hijos con fibrosis quística de Medellín, Colombia.  Lidera una ONG llamada Fundación Mariana, que ayuda a pacientes con FQ y sus  familias.

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