¿Qué podemos esperar según los pronósticos, de como afectará El Niño al clima de los próximos meses?
Las primeras observaciones indican que los meses de octubre a diciembre podrían ser más cálidos de lo habitual, con niveles medios de precipitaciones.
Expertos señalan algunas variables que podemos considerar para ayudarnos a comprender cómo se desarrollará la atmósfera en el próximo invierno.
Aunque esto no excluye la posibilidad de una ola de frío temprana o de precipitaciones inusuales, sugiere un otoño y un principio de invierno más cálidos que la media, con precipitaciones adecuadas.
Sin embargo, los meses centrales del invierno siguen siendo impredecibles. Lo que sí sabemos es que es muy poco probable que vivamos un invierno tan suave como el del año anterior.
Para el seguimiento de El Niño, el Océano Pacífico se segmenta en cuatro zonas cruciales. Cada una de estas zonas presenta actualmente una anomalía de temperatura de al menos 1 grado centígrado.
Dado que El Niño varía ligeramente, e influye de forma distinta en cada zona, de a cuerdo a los patrones meteorológicos mundiales.
Otras oscilaciones, como la Oscilación Decadal del Pacífico, la Oscilación Multidecenal del Atlántico, junto con oscilaciones a más corto plazo como la Oscilación Madden-Julian, la Oscilación Ártica y la Oscilación del Atlántico Norte, también desempeñan un papel vital.
Estas oscilaciones interactúan e influyen en la evolución del tiempo estacional y a más corto plazo, lo que convierte las previsiones a largo plazo en una tarea muy difícil.
Los modelos son bastante claros en cuanto a que El Niño seguirá creciendo y haciéndose más fuerte, probablemente alcanzando su punto máximo alrededor de diciembre. Esto es común y la razón por la cual el fenómeno fue llamado El Niño en primer lugar.
El Niño se traduce como «niño pequeño». En realidad, el nombre completo era originalmente El Niño de Navidad, o el Niño Jesús. Los pescadores peruanos nombraron esto porque observaron una disminución en sus capturas de diciembre como resultado del calentamiento de las aguas, cuya intensidad a menudo alcanzaba su punto máximo alrededor de Navidad.
En los próximos meses, los meteorólogos tendrán una idea más clara de lo que puede suponer el invierno. Hasta entonces, seguiremos observando y esperando.