Por Deborah Becker
Un campamento de carpas ha reaparecido en la zona de Boston conocida como «Mass. y Cass», en medio de informes sobre un aumento de la violencia en el área.
El cruce entre Massachusetts Avenue y Melnea Cass Boulevard ha sido, desde hace tiempo, un reflejo devastador de la epidemia de opioides del país, con cientos de personas acampando; muchas de ellas consumen y venden drogas a plena vista.
La alcaldesa de Boston, Michelle Wu, retiró las carpas de la zona en 2022 poco después de asumir el cargo. Prometió un enfoque de salud pública para ayudar a las personas allí que luchan contra problemas de salud mental, adicción y falta de vivienda. Esta semana, Wu señaló que, debido al aumento de la violencia y la anarquía en la zona, planea adoptar una nueva estrategia. Aún no ha revelado los detalles de su plan.
El Boston Public Health Commission indicó que está «reevaluando su enfoque» hacia la «crisis empeorante» en Mass. y Cass, con el fin de responder mejor a los problemas de seguridad pública allí.
Muchos de los que frecuentan la zona esperan con interés ver lo que propone la alcaldesa, ya que su estrategia inicial no ha surtido efecto.
Esta semana, decenas de tiendas se agrupaban en un área acordonada de dos bloques de Atkinson Street, frente a un refugio para personas sin hogar y cerca del Suffolk County Jail. Varias carpas tenían decoraciones y colchones inflables en su interior. Decenas de personas estaban sentadas al sol caliente en sillas de ruedas. Muchas personas consumían drogas abiertamente, algunas quedándose dormidas en plena calle.
«Es peor ahora que nunca en cuanto a la atmósfera y el nivel de violencia y anarquía», dijo Sue Sullivan, directora ejecutiva de Newmarket Business Association, un grupo que defiende a las empresas del barrio.
La policía de Boston señala que están respondiendo a más incidentes violentos en los alrededores de Mass. y Cass y encontrando más armas que nunca antes. Por primera vez, el Programa de Cuidado de Salud para Personas sin Hogar de Boston ha dejado de enviar a sus trabajadores de extensión al vecindario. El grupo declinó hacer más comentarios sobre esa decisión por ahora.
Algunas personas piden más fuerzas del orden; otros argumentan que se necesitan más servicios sociales, tratamiento y vivienda.
El presidente del Concejo Municipal de Boston, Ed Flynn, solicitó a la ciudad que declare una emergencia de salud y seguridad pública.
«Con esa declaración de emergencia, creo que la ciudad y otras autoridades llevarían las acciones al siguiente nivel», dijo Flynn, «en términos de mejorar los servicios, programas y también la importancia de la seguridad pública y la aplicación de la ley en esa área».
El senador estatal Nick Collins pidió más apoyo para las fuerzas del orden en el área de Mass. y Cass, y que se tome una «acción audaz».
«Ya no podemos quedarnos mirando mientras una parte de nuestra ciudad y comunidad cae en un vergonzoso torbellino de drogas, tráfico humano, residuos tóxicos y violencia», dijo Collins en un comunicado. «Es necesario apoyar a las fuerzas del orden para que puedan intervenir adecuadamente.»
El representante estatal John Moran instó a la policía estatal y a la policía de Boston a patrullar de manera agresiva el área y detener a aquellos con órdenes de arresto pendientes. Ha escrito una carta a ambas agencias policiales, instándoles a arrestar a más personas y no permitir que se instalen tiendas en las calles.
El Boston Police Patrolmen’s Association manifestó su interés en colaborar con la ciudad. El sindicato señaló que los seis a 10 agentes patrullando el área ahora son simplemente una solución temporal y no pueden hacer todo lo que es necesario para mantener el orden entre las cientos de personas en las calles.
«No digo que podamos salir de esto solo con arrestos», dijo el presidente del sindicato, Larry Calderone. «Esperamos trabajar con la alcaldesa Wu en soluciones.»
Algunos de los presentes en el campamento de la Calle Atkinson establecieron áreas frente a sus tiendas donde vendían comida o cigarrillos.
«¡Aquí tus sodas frías, tus Newports, rojos y verdes!», gritaba un hombre.
Jim Stewart, de SIFMA, un grupo que aboga por lugares seguros de consumo para que las personas usen drogas bajo supervisión médica, sigue visitando Mass. y Cass. También se podía ver a unos pocos voluntarios de grupos religiosos yendo de tienda en tienda, repartiendo agua embotellada y galletas.
Stewart sugirió que la respuesta no es más presencia policial, y que la ciudad y el estado deberían ofrecer más servicios médicos y de salud mental, así como vivienda.
«¿Bajo qué definición de una comunidad o una sociedad avanzada», preguntó Stewart, «se esperaría que personas que claramente tienen discapacidades físicas agravadas por problemas de salud mental vivieran en estas condiciones?»
Este artículo fue publicado originalmente por WBUR el 04 de agosto de 2023.
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