El impacto de las recientes decisiones de la Corte Suprema de Justicia en la comunidad latina de los Estados Unidos
Por Nick Blanco, Poder Latinx
Los números no mienten. Esta fue una lección repetida muchas veces por mis maestros de matemáticas para explicar cómo los números muestran la verdad indiscutible sobre una persona o situación. Sin embargo, los números son solo parte de la ecuación. Ellos no cuentan toda la historia, sobre todo cuando se trata de conceptos abstractos. Por lo general. vemos los números para tratar de escoger mejores opciones, como cuando los fanáticos de los deportes analizan las estadísticas de los jugadores para decidir quién es el mejor. De manera similar, vemos los porcentajes de popularidad en la página Rotten Tomatoes para decidir entre dos películas.
Las universidades analizan los resultados de los exámenes para seleccionar a los futuros estudiantes. Sin embargo, los números no apoyan automáticamente a las mejores decisiones o a los mejores candidatos. El problema con esta manera de ver las cosas es que deja a un lado la segunda parte de la ecuación: el contexto. Es el contexto lo que explica por qué los números son de la manera que son. En el caso del ingreso a las universidades, la Acción Afirmativa era lo que le daba contexto a todas las puntuaciones de los estudiantes que solicitan ingreso a estos centros de enseñanza. De alguna manera obligaba a las autoridades educativas a mirar más allá de las estadísticas y porcentajes para ver el contexto que le dio a las comunidades subrepresentadas mejores oportunidades para un futuro más prometedor.
A pesar de esto, la Corte Suprema de los Estados Unidos se ha pronunciado en contra de la Acción Afirmativa, removiendo raza y grupo étnico de las consideraciones a la hora de ingresar a la universidad. Esta decisión perjudicará a muchos, sobre todo porque la Acción Afirmativa demostró ser una protección en el campo de juego académico.
Es posible entender la decisión si se analiza bajo la óptica de la mayoría conservadora de la Corte. La Acción Afirmativa fue una política que perpetuaba el uso de la raza al agregar una forma de racismo, como el Juez Clarence Thomas explicó en su opinión por escrito. Sin embargo, “Se incorpora a nuestra Constitución la solución anunciada en la segunda fundación: que todos somos iguales, y debemos ser tratados por igual ante la ley sin distinción de nuestra raza”.
Aunque cualquiera puede admirar el optimismo casi utópico del Juez Thomas, de manera errónea muestra a la Acción Afirmativa como una manera de defender o justificar el racismo. Su punto nunca fue favorecer a una raza, sino contextualizar el impacto que la raza o etnia tiene en el ambiente en el que uno crece. En el caso de la comunidad latina, por ejemplo, el promedio de ingreso familiar ha consistentemente sido entre 2 y 9 por ciento del de las familias blancas no hispanas, siendo en 2019 el año con el promedio más alto de $14,000, en comparación con los $160,200 de familias blancas no hispanas.
Entonces, entre los hispanos hay una mayor probabilidad de haber crecido en una comunidad en desventaja y haber ido a escuelas con recursos limitados. El resultado es que las solicitudes de ingreso a las universidades no reflejan totalmente las capacidades académicas, sino que están influenciadas por el ambiente en el que los estudiantes crecieron. Hay muchos estudios que apoyan esta conclusión, incluso estudiantes que resultaron favorecidos por la Acción Afirmativa terminan sus estudios con mejores puntuaciones que otros.
Desde esta perspectiva, el efecto indirecto de la Acción Afirmativa fue crear una diversidad socioeconómica en las universidades. Un estudio de Georgetown University revela que la mejor manera de lograr ésto es considerar la raza en el proceso de admisiones, no ignorarla.
Ya en estados donde no se aplicaba la Acción Afirmativa, como Florida, Georgia y California, se ha visto un descenso en el ingreso de estudiantes de grupos minoritarios. Lo que está por venir es un retroceso en el progreso alcanzado en décadas en cuanto a ingreso de estudiantes minoritarios a universidades, tasas de graduación y de empleo.
Y si por fuera poco, la Corte Suprema también echó para atrás el plan del gobierno del presidente Biden para aliviar la deuda estudiantil. Un 72 por ciento de los estudiantes latinos tienen que endeudarse para ir a la universidad, en comparación con 66 por ciento de los estudiantes.
Los hogares hispanos tienen que pedir prestado más dinero y tienen menos ingresos familiares para pagar, lo que crea un círculo de endeudamiento que empeora todo. Así que la solución está donde empezamos: en los números. En particular en el número 9. Hay 9 jueces en la Corte Suprema tomando estas decisiones que tienen un impacto irreversible en las comunidades minoritarias.
Aunque no podemos votar para elegir quién va a ser parte de la Corte, es crucial que todos entendamos que con nuestros votos elegimos a las personas que sí tienen el poder para escoger a los jueces que van a estar ahí prácticamente hasta el final de sus vidas. Entonces: aunque no votemos por los jueces supremos, si podemos por quienes los escogen y debemos hacerlos responsables de estas decisiones.
Votar es muy importante, y participar activamente en las elecciones tiene un tremendo efecto en la sociedad. Comunidades como los jóvenes latinos deben siempre motivar a sus familiares, amigos y a otros miembros de la comunidad para que digan presente en las urnas de votación en cada elección y hagan escuchar sus voces.