Hay más de 20 mil restaurantes en New York City pero solo unos pocos destacan por ser merecedores de una codiciada Estrella Michelin. El año pasado entre los 73 restaurantes que recibieron una Michelin Star hubo 19 que entraron a este selecto club por primera vez. Entre ellos, Clover Hill en Brooklyn Heights es un caso especial por ser el único restaurante fuera de Manhattan en recibir este estatus y el primero con un chef ejecutivo afroamericano en recibir una Estrella Michelin en Nueva York. Por si fuera poco, recientemente se anunció que el chef ejecutivo de Clover Hill, Charlie Mitchell, quedó como finalista por New York City en la categoría “Emerging Chef” de los prestigiosos James Beard Foundation Awards, competencia que anunciará a los ganadores el próximo 5 de junio en una ceremonia de premiación.
Para conocer qué hace tan especial al restaurante íntimo ubicado en Brooklyn Heights con aproximadamente 30 puestos, en donde Clay Castillo junto al chef Charlie Mitchell y también a su socio Gabriel Merino, brindan experiencias inolvidables a través de comida deliciosa y atención al detalle, conversamos con Clay Castillo, quien es el gerente general y dueño de Clover Hill.
Como muchos inmigrantes, el emprendedor venezolano que al momento de esta entrevista tenía 34 años de edad, llegó a Estados Unidos cargado de sueños y decidió abrirse camino en la industria de los restaurantes. “Yo me mudé a Estados Unidos cuando tenía 22 o 23 años. Pero en ese entonces fue mucho, mucho trabajo para venirme a Estados Unidos. Estaba estudiando Ingeniería Civil en la universidad y siempre tuve el deseo de irme a los Estados Unidos, pero la verdad nunca con la intención de trabajar en restaurantes”, comentó Castillo.
El venezolano tenía como plan original llegar a la nación norteamericana para estudiar música como sus hermanos pero la ciudad de Nueva York lo llevó por otros rumbos cuando comenzó a trabajar medio tiempo en restaurantes. “Para mí siempre fue fácil trabajar en restaurantes, ya que hace muchísimos años mi mamá trabajó como chef en un restaurante italiano en el estado Miranda. Siempre recuerdo salir del colegio e ir al restaurante a ver a mi mamá, me la pasaba en la cocina todo el día ayudando si podía hacer algo. Con el tiempo mi mamá abrió su propio restaurante. Siempre estuve trabajando con ella, ya sea de mesero o en la cocina. Entonces hizo sentido buscar un trabajo en la industria de restaurantes cuando me mudé a Nueva York”.
El emprendedor sostiene que al trabajar en restaurantes en la Gran Manzana se reconectó con el amor que siente por la industria y así empezó a dejar la música a un lado. Y como es el caso de muchos que hacen carrera en el mundo de los restaurantes, Castillo comenzó a trabajar de busboy para luego ser mesero y gradualmente ascender hasta llegar a ser el gerente del restaurante.
Un emprendedor resiliente
Como un “trabajo duro pero satisfactorio” describe Castillo al proceso de llevar adelante el proyecto de Clover Hill. Y es que como decenas de miles de negocios en Nueva York, el restaurante tuvo que soportar el embate de la pandemia de COVID-19.
“En 2019 abrió las puertas Clover Hill en su primera encarnación. Pero imagínate, abrimos, cerramos por la pandemia y duramos dos años cerrados, y finalmente volvimos a abrir”, explica Castillo.
La resiliencia para prosperar, a pesar de las sorpresas de una industria en la que lo inesperado es parte del día a día del negocio, la ganó Castillo trabajando como gerente general de otros restaurantes.
“Es conocido que en el pasado la industria de restaurantes tendía a ser bastante tóxica y la gente siempre sufre de estrés y de otros problemas porque es una industria muy difícil. Considerando eso quise crear un local donde empleados y clientes pudieran estar a gusto con comida y bebida de alta calidad”, cuenta Castillo.
El venezolano encontró que era difícil ofrecer comida y bebida de la más alta calidad sin adoptar un modelo que demande mucho del equipo y que ocasione que los empleados renuncien rápido debido al desgaste causado por el estrés.
“Yo como empresario quería crear un lugar en donde se combine la alta calidad de alimentos pero que fuese muy beneficioso para todos los empleados que laboran en el sitio. Ese fue el concepto de Clover Hill”, relata Castillo.
El restaurantero también quería cambiar algunos de los estándares comúnmente usados en la industria de los restaurantes y lo hizo experimentando con el ambiente del local y hasta cambiando la música que se toca.
Esos cambios en el concepto del restaurante de Castillo hicieron que el público recibiera con los brazos abiertos la propuesta del emprendedor y su equipo. En Clover Hill la gente puede sentirse que está en un restaurante que Castillo describe como “más normal” en comparación con algunas de las opciones de restaurantes que ofrecen platos de alta cocina.
Trabajo en equipo
“Estoy agradecido por tener a mi socio Gabriel Merino con quien tengo una gran amistad. Yo tengo una visión y Gabriel me deja siempre que yo haga mi visión en las cosas que tenga que hacer. A veces a mí me gusta hacer cosas que son un poco más nuevas y en ocasiones lo nuevo tiende a asustar a algunas personas, especialmente cuando estás invirtiendo en algún lugar, pero Gabriel no se deja intimidar por nuevas ideas”, expresa el el restaurantero.
Castillo también destaca el talento del chef-dueño detrás de las delicias de Clover Hill. “Poder trabajar con mi socio Charlie Mitchell ha sido increíble. Trabajamos muy bien juntos y estamos alineados”, dice sobre el chef ejecutivo quien además de estar nominado este año para uno de los premios de James Beard Foundation, en 2022 fue el primer afroamericano chef-dueño de un restaurante en ganarse una estrella Michelin en Nueva York.
“Lo más importante para mí como empresario o como negociante es la intencionalidad. Le digo a todos mis empleados que hasta de la manera en que caminas tiene que ser intencional. La manera en que nos movemos dentro de la habitación, la manera en que servimos, los vasos que utilizamos, la temperatura en la habitación… todo tiene que estar hecho con intencionalidad. Yo pienso que hacer las cosas de esta manera es lo que ha hecho que a la gente le guste nuestro restaurante, porque los clientes notan los detalles”, explicó Castillo.
El emprendedor enfatizó que Nueva York es una ciudad extremadamente diversa. “Muchas personas de habla hispana y muchas personas hispanas viven y trabajan en Nueva York. Me parece que uno de los pilares de esta industria son los extranjeros, pero sobre todo los latinos. Y lamentándolo mucho, no todos tienen reconocimiento que se merecen”, reflexiona.
Castillo asegura que hay restaurantes importantes en NYC y muchos de ellos dependen del trabajo de equipos conformados en su mayoría por latinos. “Sin embargo cuando un restaurante se gana un galardón como la estrella Michelin o como estar incluido en la lista de Pellegrino de los 50 mejores restaurantes, no destaca la labor de ninguno de esos latinos tras bastidores, pero ellos son sin duda el pilar de muchos de esos restaurantes”, comenta el empresario.
Constancia y trabajo
Además de la atención al detalle y énfasis en el ambiente de trabajo que Castillo y sus socios tienen como estándares para operar el restaurante, el venezolano dijo tener otro secreto: ser constante. “Todo se debe al trabajo duro y la constancia. Mientras trabajes duro, tengas constancia y quieras echarle ganas a lo que te quieres hacer, este país te puede brindar las oportunidades. Soy un ejemplo de eso. Llegué a Estados Unidos sin nada y hoy en día soy humildemente el dueño de un restaurante con estrella Michelin y un chef finalista en una prestigiosa premiación”, concluyó el socio de Clover Hill en Brooklyn Heights.
