Al hablar de Maribel Rueda, una niña que llegó a Boston cuando apenas tenía 7 años, que se quedó sola con sus hermanas, porque la vida y el destino les jugó una mala pasada, es referirse a una mujer luchadora y guerrera que le sonríe a la vida, a pesar de las adversidades. Su padre emigró de Colombia en busca de nuevas oportunidades para brindarles un mejor futuro. “Solo nos faltaban dos semanas para que mis hermanas, mi mamá y yo vengamos a Boston a reunirnos con mi papá cuando inesperadamente murió de un infarto a los 37 años, porque él vino primero”, comenta.
Al fallecer su papá, doña Mariela, dejó en Colombia a Maribel junto a sus dos hermanas al cuidado de una tía. “Mi mamá tuvo que venir y seguir los pasos de mi papá para reunir dinero y después traernos, limpió casas por 5 años, cuidó a personas en sillas de ruedas”, manifiesta.

Uno de los señores que cuidaba su mamá le dio Parkinson y era un empresario con mucho dinero, quien al sentirse agradecido por los cuidados que le proporcionaba le dijo que le iba a dar un regalo para pagarle, en algo, todo lo que ella había hecho por él. “Fue nuestro espónsor, le dio la residencia a mi mamá y a nosotras tres, cuando llegamos fuimos al hospital a agradecerle por habernos cambiado la vida a nosotras”, expresa
Maribel se especializó en investigación clínica, en Mass Biotech; estudió Administración de Empresas en Katherine Gibbs College; tiene una certificación en Special Needs Advocate; en el 2019, el entonces alcalde de Boston, Martin Walsh, le entregó un reconocimiento, por su apoyo a la comunidad latina; el gobierno de Guatemala, en el 2016, la condecoró, por su entrega y servicio a los niños autistas; y en el 2015, formó parte de los 100 latinos más influyentes de Boston, distinción otorgada por El Planeta Power Meter; y en el 2020 recibió el premio Amplifier Latinx 2020 Honoree, por haber alimentado a 105 familias discapacitadas durante la pandemia.
No tiene recuerdos claros de su papá porque tenía sólo 3 años cuando falleció. La única imagen que Maribel tiene de su padre la llena de mucha tristeza y es cuando el cuerpo sin vida de su papá llegó a Medellín y lo velaron en la sala de su casa. “Lo que me acuerdo es que me escondí con una cobija debajo del ataúd”, dice con tristeza.

Maribel Rueda junto a su mamá, doña Mariela y sus hermanas Roslady y Esneda, pilares fundamentales en su vida.
Tiene dos hermanas, Roslady y Esneda, de quienes se siente muy orgullosa. “Mi hermana del medio está abriendo un hotel en Colombia y mi hermana mayor es un codificador médico del Hospital Saint Elizabeth por más de 35 años, a pesar de que la vida nos ha golpeado”.
Maribel proviene de una familia de expertos en biotecnología. En Boston, su mamá fue la primera que comenzó a trabajar en una farmacéutica y fue quien la introdujo en este medio, luego le continúa su primo que fue Gerente de Marketing para Latinoamérica y Colombia. Su cuñado trabaja para Moderna y varios de sus sobrinos están en otras empresas de biotecnología.
La biotecnología es la tecnología aplicada a los procesos biológicos que agrupa un conjunto de técnicas, procesos y métodos que utilizan organismos vivos, como las bacterias, hongos y virus con la finalidad de generar o mejorar bienes o procesos que sean de interés para el ser humano, como la fabricación de una vacuna, por ejemplo. Pero, el proceso requiere que se fiscalice y reglamente, donde el gobierno busca mantener la integridad y el buen uso del conocimiento y la tecnología. Es aquí donde entra Maribel Rueda como consultora farmacéutica, luego de 25 años de experiencia, decidió formar su propia compañía denominada TMF Consultant LLC. “Para mí fue un sueño porque el mercado es muy difícil, pero aquí estoy luchando como siempre para sacar adelante a mi empresa, los primeros dos años son pérdidas”, comenta orgullosa.
El proceso Trial Master File, TMF, es un archivo maestro donde cada empresa debe almacenar y mantener ciertos documentos, imágenes y contenido relacionado con el ensayo clínico. “Básicamente cuando una medicina va al mercado tiene que tener documentación de cada fase del estudio que a veces puede durar hasta 10 años o más, porque la FDA hace inspecciones, sin previo aviso, de esos documentos y mi trabajo es asesorar a los clientes sobre qué documentos exactos tienen que tener”, manifiesta Rueda, experta en crear planes y procesos para asesorar a las farmacéuticas de cómo manejar justamente esa parte crítica de la fabricación de una medicina y colocarla en mercado. “Todas las compañías tienen que hacer este proceso de mantenimiento, muchas no pasan la inspección de la FDA porque no tienen esta información en orden o no saben cómo manejar este proceso de inspección”, asegura.

A más de ser la dueña de su propia consultora de biotecnología, Maribel trabaja para una farmacéutica de New Jersey, en el departamento de Clinical Excellence. “No fue fácil llegar a donde estoy, como cualquier mujer y más siendo latina he tenido que demostrar mis habilidades a diferentes jefes que he tenido, y lo más duro ha sido manejar mi vida profesional con mi vida personal, con dos hijos en el espectro autista. He tenido jefes que fueron muy compresivos, otros que no fueron tan flexibles cuando tenía que ir a las terapias, citas médicas, reuniones escolares o emergencias, pero aquí sigo luchando cada día, dando lo mejor de mí por el bien de mi familia y la comunidad”, comenta.
Maribel insta a las nuevas generaciones, a las niñas en particular, a ingresar al mundo de la biotecnología porque dice es una rama donde permanentemente habrá trabajo debido a que las personas siempre van a necesitar medicinas, aunque el campo es muy competitivo, principalmente en grandes empresas como Pfizer, Astrazeneca y demás. “Yo comencé como secretaria, fui escalando y aún me falta mucho porque el hecho que tenga mi propia consultora no significa que lo sé todo, siempre tienes que seguir estudiando y preparándote”, sostiene.
Es la mamá de Esteban Barriga de 26 años, quien fue diagnosticado con autismo a los 2 años y medio. “Todo lo que puedo recordar acerca de esa tarde lluviosa de abril era que estaba sintiendo una pérdida indescriptible. Como si una fuerza había llegado sin invitación y me había robado a mi niño perfecto, una fuerza que tenía el nombre de autismo”, rememora esta mujer luchadora, de origen colombiano que, con valentía, bravura y la inspiración de su hijo creó en Boston la Fundación Genios Autistas del Mundo (AGW), de la cual es su presidenta, y que puso en espera a causa de la pandemia. El año pasado, su hijo menor Luisito, a sus 12 años, también fue diagnosticado con autismo. “Estoy lista para ponerme una vez más mis guantes de boxeo y pelear una batalla más que estoy dispuesta a ganar”, sostiene Maribel Rueda, quien junto a sus hijos está dejando huellas de entereza y superación constante, donde no existe tiempo para rendirse.
El hecho que Luisito, también, esté en el espectro autista, la motiva a seguir trabajando y apoyando a los niños con esta condición. “Su diagnóstico fue tan tarde, el grado de autismo es mínimo, no tan alto como el de su hermano Esteban, tengo muchas esperanzas con él porque con un buen plan educativo puede salir adelante, casarse, formar una familia, ir a la universidad, tener un trabajo, lo importante es manejar la parte de la ansiedad; sin embargo, Esteban tiene que estar conmigo siempre, porque tengo que ayudarlo toda su vida, en cambio Luisito con el plan educativo y las terapias que tiene podrá ser independiente”, indicó esta madre, a quien la vida le dio a dos “genios autistas” como ella los denomina.
Luisito está en el 8vo grado y su hija Mariana de 16 años en grado 11. “Para mí la familia es todo, a mis 52 años lo único que quiero como toda madre es que mis hijos sean felices”, indicó. Maribel se siente realizada como madre y como mujer, su compañero de vida Eduardo Vásquez, es su complemento. Hace 2 años se mudaron de Boston a Cranston, Rhode Island, lugar donde compraron una casa y son felices. Su madre, doña Mariela de 84 años, quien vive entre Newton, Massachusetts, y Medellín, Colombia, ha sido siempre su apoyo moral, aseguró. “Lo primero que hago es llamar todos los días a mi mamá”. Tiene dos hermanas mayores, una que vive con su mamá en Newton y la otra en Brighton.
Dios ocupa un papel muy importante en la vida de Maribel. El blanco es su color favorito porque, dice, representa pureza y tranquilidad, su comida preferida es la bandeja paisa, un plato típico colombiano compuesto de frijoles, arroz, maduros fritos, cerdo y chorizo. El mejor libro que ha leído es “The power of now”: A Guide to Spiritual Enlightenment (El poder de ahora: Una guía para la iluminación espiritual) del escritor alemán Eckhart Tolle. Es fiel seguidora de Anthony Robins, un reconocido motivador californiano, que la ayudó mucho en la época en que Esteban, su hijo mayor fue diagnosticado con autismo.
A la hora de relajarse prefiere el jazz y para bailar, el compás de una cumbia colombiana es su mejor elección. Una ranchera de Vicente Fernández la motiva para continuar y no rendirse, para ser siempre la roca que sus hijos necesitan.