Por disposición de la administración del gobernador de Massachusetts, Charlie Baker, los 50 migrantes venezolanos que llegaron el miércoles 14 de septiembre a Martha’s Vineyard fueron llevados alrededor de las 10 de la mañana de este viernes, 16 de septiembre, a la Base Militar Conjunta Joint de Cape Cod en Bourne, una instalación con viviendas desocupadas y acceso a servicios sociales.

Fue una emotiva despedida para los venezolanos que volaron sin previo aviso a Martha’s Vineyard, una isla a unas 90 millas al sur de Boston, por disposición del gobernador de Florida, Ron DeSantis, y que abandonaron la isla con destino a una nueva vivienda temporal para ellos, esta vez ubicada en Cape Cod.
Los 50 inmigrantes de Venezuela los trasladaron de Martha´s Vineyard a una Base Militar en Cape Cod, sin saber cuál será el futuro que les espera, con lágrimas en sus ojos alzaron sus manos diciendo “adiós” con la promesa inmersa de que “un día volverán”.
Justo a las 9:50 am un autobús grande y dos más pequeños de la Autoridad de Tránsito Regional de Martha’s Vineyard se detuvieron frente a la Iglesia Episcopal de St. Andrew´s, esperando que las familias de inmigrantes suban a los vehículos con mochilas y maletas en mano.

“Salí de Venezuela, pasé por la selva de Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras. Guatemala, México, eso fue mi recorrido hasta llegar a Los Estados Unidos. Y bueno, llegamos aquí. Me engañaron, no sabía dónde me llevaban cuando me subieron al avión”, manifestó un joven inmigrante que no quiso hablar ante cámaras ni proporcionar su nombre. “Por miedo, simplemente por miedo”, dijo.

Los migrantes, con los ojos llorosos, abrazaron a los voluntarios con quienes iniciaron una relación fugaz de amistad, se tomaron selfies y le dieron las gracias con sonados aplausos a los representantes de la iglesia, lugar que fue el hogar emergente de ellos por menos de 48 horas, antes de comenzar el siguiente tramo de su viaje a una Base Militar, que el gobernador Charlie Baker ofreció como refugio temporal para los migrantes.
¿Hola chamo sabes a qué lugar te están llevando? No, no lo sé, espero que no nos estén llevando a Venezuela, comentó uno de los 50 inmigrantes, un joven fuerte, pero que traía impresa en su cara el rostro del dolor. Él tampoco quiso identificarse, en el momento que estaba subiendo a uno de los buses.
Alrededor de las 11 am los migrantes abordaron el ferry de pasajeros y vehículos que los condujo a la estación Woods Hole, a unas 20 millas de la Base Conjunta Cape Cod en Bourne.

Los funcionarios de Massachusetts están estableciendo este refugio temporal y otras ayudas en la Base Conjunta de Cape Cod para los migrantes que fueron dejados inesperadamente y sin aviso previo en Martha’s Vineyard. La administración Baker dijo que ofreció transporte a los migrantes que decidieron voluntariamente quedarse en la base.

Por su parte, el presidente nacional de la Liga de Ciudadanos Latinos Americanos, LULAC, Domingo García, calificó de abuso e injusticia la forma en que el gobernador de Texas y La Florida están -dijo- utilizando a los migrantes. “Es inaudito cruzar inmigrantes con sus familias y niños de manera política, los gobernadores de DeSantis y Abbott están manipulando a estos refugiados, los están tratando como una piñata política pegándoles y usándolos con promesas falsas y violando los derechos civiles de estas personas que vienen sin nada”, manifestó.
Según un comunicado oficial la administración del republicado Baker dijo que el traslado a la Base Conjunta de Cape Cod fue voluntario y que planea activar hasta 125 miembros de la Guardia Nacional para ayudar a responder a las necesidades de los solicitantes de asilo. “La instalación puede proporcionar espacio para servicios legales y de atención médica”, aseguró.
Los líderes de la iglesia, los defensores de la vivienda, los funcionarios del gobierno y los residentes de Martha’s Vineyard se unieron para brindar refugio, alimentos, ropa y otros artículos a los migrantes. “Pero la isla carece de los recursos para apoyar al grupo a largo plazo”, manifestó una voluntaria de la iglesia que no quiso identificarse por no estar autorizada a conversar con la prensa.
Para Héctor Buskis Flores, un inmigrante residente en Dallas, Texas que llegó hasta Marthas´s Vineyard para expresar su apoyo y solidaridad a los inmigrantes por considerar la acción del gobernador de La Florida es un fraude porque los trabajaron a la isla sin saber a dónde iban. “Les prometieron que iban a ir a Boston y que allí iban a tener trabajo y alojamiento, pero no fue así, ellos tienen el derecho de entablar una demanda por la manera en que los han tratado, se los llevaron a la base para darles primero una orientación porque no sabían que venían a esta isla. Gracias a Massachusetts que están recibiendo a los inmigrantes con los brazos abiertos, los están ayudando y brindándoles soporte”, expresó.
La mexicana Ana Luisa Carrillo Tapia llegó hasta las afueras de la Iglesia Episcopal de St. Andrew’s, en Edgartown, para expresar su indignación contra DeSantis y solidaridad con los inmigrantes porque su acción aseguró es política. “Es una situación humana, no es Demócrata ni Republicana, son vidas que se deben respetar, los están trayendo con mentiras, esto tiene una nube como de tráfico humano para que no haya contabilidad, te subes a un camión y no sabes donde vas y lo que te han prometido no es cierto”.

La llegada inesperada de estos inmigrantes trae a Massachusetts el debate nacional sobre la política de inmigración, que se ha centrado en los inmigrantes indocumentados que cruzan la frontera sur. Según el panorama político el gobernador de La Florida Ron DeSantis parece haberse unido al también republicano gobernador de Texas, Greg Abbott en una campaña contra las políticas de inmigración de los demócratas y el presidente Biden.
Los 50 inmigrantes de Venezuela se fueron de la isla en busca del ansiado sueño americano, partieron a una base militar sin saber cuál será el futuro que les espera, con lágrimas en sus ojos alzaron sus manos diciendo “adiós” con la promesa inmersa de que “un día volverán” a esta tierra de políticos, empresarios y gente pudiente económicamente, que los cobijaron por casi 48 horas, tiempo suficiente para que la lujosa ciudad, una exclusiva isla frente a la costa de Massachusetts, donde presidentes de Los Estados Unidos vacacionan, se les haya anclado en el corazón.