Por Simón Rios, WBUR.
Afuera de la Iglesia Episcopal de St. Andrew en Edgartown el jueves, varios jóvenes venezolanos patearon balones de fútbol, fumaron cigarrillos e interactuaron con cientos de isleños de Martha’s Vineyard que vinieron a donar dinero y suministros, y mostraron su solidaridad.
Casi 50 venezolanos fueron trasladados en avión a la isla desde Texas bajo lo que dijeron que era un pretexto falso. El gobernador de Florida, Ron DeSantis, se atribuyó el mérito de llevar a los inmigrantes a Massachusetts. DeSantis, un posible candidato presidencial, movilizó fondos estatales para dejarlos en un enclave liberal donde vacaciona Barack Obama.
Entre ellos se encontraba un joven estudiante universitario que dijo que tuvo que abandonar sus estudios de ingeniería para huir de su país con sus dos hermanos. No dio su nombre por temor a la deportación.

“Salimos de Venezuela porque nos sentimos amenazados, nos amenazaron los delincuentes, pero también el gobierno”, dijo en español.
Varios de los inmigrantes dijeron que no tenían idea de que eran parte de lo que se describe como un juego político. Dijeron que llegaron a Los Estados Unidos por tierra desde Venezuela después de un peligroso viaje a pie de tres meses por Centroamérica y México.
Luego de solicitar asilo, fueron liberados en San Antonio, Texas, donde dijeron que una mujer que se identificó como “Perla” se ofreció a ayudarlos.

Ella nos dijo, quién quiere venir: te vamos a dar un viaje en avión gratis y te vamos a llevar a un distrito santuario”, dijo el estudiante. «Ella nos usó», agregó. «Ella dijo que íbamos a tener un lugar para vivir, conseguiríamos dinero y comida e incluso clases de inglés».
Varios de los venezolanos expresaron que a pesar de que Perla no mostró identificación, logró convencerlos de que la acompañaran. Abordaron aviones en Texas y el miércoles por la tarde llegaron a Martha’s Vineyard sin nadie que los recibiera.
El estudiante dijo que desde ese momento se sintieron como animales de zoológico o de circo.
«Todo el mundo nos está tomando fotos y entrevistándonos», manifestó. «Eso no es lo que esperábamos».

Los funcionarios locales manifestaron que no tenían ninguna advertencia de que vendrían los venezolanos. Pero la comunidad se movilizó para apoyarlos y muchos de los venezolanos dijeron que se sintieron bienvenidos por la gente de Martha’s Vineyard.
Otra inmigrante que no dio su nombre por temor a la deportación aseguró que se aloja en la iglesia con ocho parientes.
«Cuando llegamos aquí estábamos preocupados», manifestó «pero ahora estamos relajados porque la gente aquí nos ha brindado mucha ayuda. Me siento muy cómoda aquí».
Entre la multitud de residentes de Vineyard que vinieron a apoyar a los migrantes se encontraba Tim Wolff de Edgartown, quien comentó sentirse inspirado por la forma en que la crisis impulsó a la comunidad.

«Somos muy afortunados de vivir en esta isla», dijo Wolff. «Tenemos un gran espíritu de comunidad, personas que se unen y completos extraños. Y este es un verdadero testimonio de Los Estados Unidos de América, de la forma en que debe ser».
Pero no hay mucha ayuda que estos lugareños puedan brindar a los inmigrantes, cuya primera orden del día es informar a las autoridades federales.
Dijeron que tienen citas con funcionarios de asilo en varias partes del país, incluidos La Florida, Washington D.C. y California, que no tienen idea de cómo podrán asistir a las citas. Sin embargo, ahora tienen asistencia legal y eso es algo que dicen que no tenían en Texas.

Iván Espinoza, de la organización sin fines de lucro Abogados por los Derechos Civiles dijo que los abogados de Martha’s Vineyard están brindando ayuda legal a los inmigrantes, incluidas evaluaciones de qué tipo de alivio podría recibir cada uno de ellos.
“Pero el hecho de que hayan sido enviados aquí también agrega implicaciones adicionales, civiles o penales, que estamos evaluando en este momento”, dijo Espinoza, quien afirmó que los abogados harán todo lo posible para ayudar a los venezolanos a cumplir con las citas con los funcionarios de inmigración.
