La noche del 5 de mayo a los 90 años de edad murió en la tranquilidad de su hogar la conocida comunicadora Isabel Domeniconi, pionera de la radio en español en Boston, productora y directora de su propio programa llamado “Radio Atlántica” -nombre que le dio en honor a Radio Atlántica de su natal Mar Del Plata-, que se transmitió sin interrupciones durante 37 años por WUNR 1600 AM. Llegó procedente de Argentina a Los Estados Unidos en 1965, con 34 años de edad, junto a su esposo y su hijo mayor Jorge. Al principio vivió en New Jersey, pero al poco tiempo se mudó para Boston, donde nacieron sus hijos Daniel y Patricia.
Definitivamente uno de los momentos más triste en la vida de un hijo es afrontar la muerte de su madre. Patricia Domeniconi, su única hija y la menor de los tres, con lágrimas en los ojos y con la voz quebrada conversó con El Planeta. En medio de su indescriptible dolor accedió a la entrevista por lo que significa su madre para la comunidad latina. “Mi mamá era una mujer increíble, que siempre defendió a su Argentina a través de la radio, unió a la comunidad y estar con la gente era su pasión”.

Patty como le decía su mamá aseguró que le enseñó todo lo que sabe en su vida, que siempre mantuvo unida a la familia, que era el estandarte del hogar, que adoraba a sus nietos, a sus hijos y vivía por ellos. “Todavía no puedo creer que mi mamá ya no está acá, mi mamá fue mi mejor amiga, mi ejemplo a seguir, la voy a llevar siempre en mi corazón y en mi cabeza, fue más que una mamá, fue todo para mí, fue la persona que me guío a ser la mujer que soy hoy, en la familia, en mi carrera”, manifestó en medio de un llanto profundo que le cortaba su respiración. Patricia sigue los pasos de su progenitora, es la gerente general de la radio de la Universidad de Massachusetts en Boston.
Radio Atlántica Boston nació el 3 de agosto de 1982, justo cuando comenzó la guerra de Las Malvinas y el lema era “la voz argentina de Boston”. Ese primer día de transmisión Isabel salió al aire con los periodistas Tabora del Pino y Carlos Guillén, quienes la acompañaron hasta el final, con algunos intervalos de ausencias. Por su programa pasaron innumerables jóvenes profesionales que aprendieron de la experiencia de ella como locutora y productora de radio. Su último compañero de cabina fue Alexander Pérez, un joven colombiano graduado como técnico en medios de comunicación social y locución, quien estuvo durante los últimos 8 años hasta la edición final que fue el sábado 16 de noviembre del 2019, fecha cuando “Radio Atlántica Boston” apagó sus micrófonos.
“El programa era de tangos, milongas, folclore argentino y latinoamericano, reseñas, teníamos un corresponsal desde Colombia con los deportes, un periodista desde Argentina con las noticias, las fechas patrias de Argentina, y muchos temas más. Fue un tiempo de mucho aprendizaje, de hecho, me convertí en su nieto y ella en mi abuela, fuimos muy cercanos en esos años”, manifestó Pérez, quien afirmó que trabajar con ella significó “experiencia y sabiduría”.

Asegura que la llevará en su corazón como una persona que sentía gran pasión por Argentina, que siempre fue alegre y activa. “También era muy estricta en lo que quería hacer, todo lo teníamos planeado, siempre durante la semana organizaba los temas de los cuales íbamos a hablar, qué canciones íbamos a presentar, hasta el último momento iba a la radio, hacía y planificaba. Trajo a muchos artistas e hizo muchos shows”, comentó Alexander Pérez.
En efecto, Isabel no sólo era locutora de radio, también fue empresaria, presentaba artistas internacionales y organizaba grandes shows. “La conocí hace 37 años cuando como representante, en ese entonces, de Alfredo Mármol, cantante ecuatoriano, quería traerlo a Boston, me abrió las puertas de su programa, de la radio y su casa, firmé contrato con ella y el periodista Joaquín Suñé, de esta forma mi artista se pudo presentar en el Wonderland Ballroom en Revere, le agradezco que haya confiado en mí porque tenía sólo 20 años”, manifestó Jacqueline Delgado, quien la recuerda con mucho cariño.
La huella que dejó Isabel entre los artistas latinos fue inmensa, por el apoyo constante que les dio, por creer en ellos y por hacer realidad sus sueños, con profundo sentimiento de pesar y tristeza al enterarse de su deceso, Alfredo Mármol, recordado y reconocido cantante ecuatoriano, envió su mensaje desde Guayaquil. “Isabelita Domeniconi, una dama extraordinaria, muy profesional, inteligente, con un gran sentido del humor, amorosa, generosa, auténtica, espontánea, son innumerables las cosas que podría yo decir de ella, orgullo no sólo de los argentinos sino también de todos los latinos que nos vimos representados de gran manera por esta señora que se forjó una carrera brillante en Los Estados Unidos, donde por más de 30 años llevó a los más altos sitiales el estandarte de su país y de los latinos en general, ganándose el cariño, respeto y admiración en un medio tan difícil. Le guardo un cariño muy especial porque fue una de las personas que hizo posible que yo tuviera la oportunidad de realizar mi primera presentación oficial en los Estados Unidos a mediados de los años 80. Qué Descanse en Paz Isabelita, Dios la tenga en su gloria y que brille para usted la luz perpetua, la quiero y la recordaré siempre con mucho cariño. A sus familiares y amigos, va mi abrazo imperecedero, especialmente a su hija Patricia, que Dios les dé paz, consuelo y fortaleza para poder afrontar estos momentos tan difíciles. Hoy mi Guitarra tiene por qué estar triste”.

Flor María Vasallo fue amiga de Isabel, eran colegas de la radio, cada quien en su programa y en diferentes emisoras, aunque nunca trabajaron juntas, se respetaban y marcaron un antes y después en la radio, en una ciudad que hace 37 años, el idioma español no estaba tan arraigado como en la actualidad. Flor María siente un profundo dolor por su partida, lamenta estar fuera del país y no poderla acompañar en su última morada. “Recordar a Isabel es volver a vivir maravillosas experiencias de nuestros primeros pasos en periodismo y radio, en los años 80. Nunca olvidaré su entusiasmo y alegría cuando animaba y conducía Radio Atlántica, programando sus hermosos tangos y milongas”, expresó.
Con su magistral e inconfundible tono de voz, el locutor y periodista hondureño Tabora del Pino le dice adiós a su amiga, a su compañera de micrófono por más de 30 años. “A Isabel Domeniconi la perpetuaré con el color aroma madera y con una estampa llena siempre de mucho cariño porque eso fue para mí. Yo inauguré el programa con ella junto a Carlos Guillén, me retiré un tiempo, regresé y estuve en el último programa”, expresó con un sentimiento, que sólo los grandes amigos, los hermanos del alma pueden sentir.
Y fue así como hace 3 años, un sábado 16 de noviembre Tabora del Pino expresó un discurso final, utilizando como fondo musical el tango “Adiós Pampa Mía” de Aníbal Troilo y su orquesta típica con Alberto Marino y Floreal Ruiz, a su Isabel querida, a su Radio Atlántica del alma. “En el transcurso del tiempo le sentimos a lo creado buen sabor, pero lo más bello y lo que te hace feliz es cuando las personas que escuchan lo hacen con amor y hacen que sintamos ese amor. En Radio Atlántica nos sentimos más que satisfechos, orgullosos por nuestros oyentes, tuvimos siempre una audiencia amorosa y distinguida, eternamente gracias por esa distinción. Para Isabel Domeniconi Radio Atlántica, WUNR 1600 AM ha sido, y desde hoy fue su muy especial Pampa Argentina a la que se entregó con amor y dedicación, se, sabemos que debe ser que Isabel Domeniconi nunca hubiese querido decir Adiós Pampa Mía”.
El velorio será el lunes 9 de mayo de 4 pm a 7 pm, en Brasco & Sons Funeral Home de Waltham, Massachusetts y el funeral se llevará a cabo el martes 10 de mayo, a las 9 de la mañana, en la iglesia Our Lady Help of Christian Parish en Newton.
¡Que descanse en paz Isabel Domeniconi! es simplemente un hasta luego, desde hoy Radio Atlántica se escuchará en el edén celestial, y sus hijos Jorge, Daniel y Patricia, tras su partida se aliarán con el tiempo, porque hoy no puede ser como antes, ya nada será igual, soltarán y expresarán sus emociones de dolor, pena y tristeza por la madre que se fue indefinidamente, que se les adelantó en el camino, que los amó y estuvo junto a ellos hasta su último suspiro de vida.